Fede de los Ríos
JO PUNTUA

Abuso infantil

Hay que ver lo desatada que está la carcundia navarra y española. No pueden comprender cómo poseyendo gran parte del poder económico, estén en minoría en algunas de las instituciones del poder político. Ahora la niñez convertida, de nuevo, en caballo de batalla.

Los niños, siempre los niños, tan inocentes. ¡Salvemos a los niños de las hordas rojo-separatistas! ahora que vienen elecciones. La excusa, el programa Skolae diseñado para ayudar a los docentes en la lucha contra el sexismo y por la igualdad de género. Da igual que dicho plan se ajuste a las consideraciones que hace la Unesco sobre igualdad y educación sexual.

Veneradores de la doctrina católica, en un triple mortal con tirabuzón, acusan a defensores de la laicidad, de adoctrinar a púberes e impúberes en lo que llaman la «Ideología de igualdad de género». En una institución tan desigualitaria tanto en estructura y fines como la Iglesia católica, el solo concepto de igualdad irrita sobremanera al poner en cuestión su jerárquica existencia.

Ellos, los propagandistas de la ideología de sexo, los defensores de la segregación (los niños con los niños, las niñas con las niñas. Aulas homosexuales en función si se tiene pene o vulva para recibir distinta educación preparatoria de roles). Y cobrando de lo público para más inri.

Los del rosa y el azul, los de «los hijos que Dios nos dé» que, al no ser frutos del deseo, siempre pecaminoso, parecieran frutos de un castigo divino, braman contra la educación sexual en las aulas, mientras que no encuentran reparo alguno en matricular a sus vástagos en centros donde el pederasta no es rara avis. Qué cosas tiene la paternidad responsable.

Los mismos malintencionados ineptos defensores de «el machismo y el feminismo son lo mismo», no entienden ni quieren entender que la educación desigual de género es la ideología justificadora de la desigualdad. Formas de violencia que benefician a algunos.

Los niños y niñas poseen, quiéranlo o no, una parte genital, un cuerpo sexuado y acabarán disfrutándolo sin culpa. So tristes.