Anjel Ordoñez
Periodista
JO PUNTUA

«Winter is coming»

Estamos a las puertas de una nueva crisis financiera. Ya lo augura de forma abierta una notable mayoría de economistas y analistas. Parece que fue ayer cuando la compañía Lehman Brothers presentaba su declaración formal de quiebra, herida de muerte por la crisis de créditos subprime y con los reguladores globales dormidos al volante de un tren sin frenos y a toda velocidad. Parece que fue ayer, digo, pero no hace nada se cumplieron diez años.

No hay que olvidar que la aparente recuperación económica llegó como consecuencia de la intervención de los estados, que absorbieron la mayor parte de la deuda del sector financiero para devolver liquidez al sistema. En realidad, el problema nunca llegó a solucionarse y las actuaciones en el terreno de la regulación apenas han logrado corregir los errores del pasado. Además, la deriva de los bancos, que han reducido drásticamente la concesión de créditos a las empresas, ha disparado el peso del que se ha dado en llamar «Shadow banking system» (sistema bancario en la sombra), que opera al margen y fuera del alcance de los sistemas públicos de regulación, como consecuencia, precisamente, del endurecimiento de éstos últimos. Según diversas estimaciones, su peso en el sector alcanza una cuarta parte de todos los activos financieros del mercado. Algo así como el 200% del PIB de Estados Unidos o de la zona euro.

El riesgo de este sistema, en el que se encuadran vehículos de inversión, hedge funds y los fondos inmobiliarios, consiste en que buscan elevadas rentabilidades en un entorno general marcado, precisamente, por tipos de interés muy bajo. Eso implica ineludiblemente asumir altos riesgos que provocan una elevada inestabilidad, que se escapa a los controles oficiales. La combinación de un elevado volumen, inestabilidad y ausencia de vigilancias lo convierten en un polvorín financiero. Y lo peor es que, aunque oficialmente denuncia esta situación, la banca tradicional opera en connivencia con este tipo de productos en la sombra. En fin, más pronto que tarde volveremos al modelo de quiebra y rescate, como siempre, con el dinero de todos.