Victor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

La sangre de Tjahjanto

Ahora que estamos a punto de llegar a Halloween (o a Todos los Santos, como se prefiera), no está de más recordar que una de las mejores noticias que nos habrá dado este año el universo VOD es el de la firme apuesta de uno de sus mayores gigantes (de Netflix vuelve a ir el asunto) por el cine de género. Por ese tipo de películas que hasta no hace mucho parecían «condenadas» a ser patrimonio exclusivo de los más reducidos círculos del ya de por sí raquítico ecosistema de la cinefilia.

Me refiero a esas propuestas que hacían fortuna en festivales como el de Sitges (donde la parroquia acude, normalmente, con una sed de sangre insaciable), pero que por lo general descubrían, a posteriori, que tenían las puertas de los circuitos comerciales totalmente cerradas. Así, cineastas tan potentes como Timo Tjahjanto podían encumbrarse ahí como auténticos dioses, pero a efectos prácticos, pasar totalmente desapercibidos para la mayoría de radares...

Hasta ahora. Y es que Netflix, como decía, está dejando hueco en su catálogo para ese cine salvaje, proveniente de latitudes tan poco habituales como Indonesia. Desde ahí mismo nos llegan las propuestas del mencionado Tjahjanto, un joven director que imprime en cada fotograma de sus creaciones, la furia de quien quiere dejar mancha (de sangre) en el mundo. “The Night Comes For Us”, su último trabajo, es la evolución de su anterior film, “Headshot” (también disponible en Netflix), es decir, una cinta en la que la adrenalina se mezcla constantemente con la hemoglobina.

La combinación resultante es un cocktail explosivo que agita los fundamentos de la acción cinematográfica. A los diez minutos, “The Night Comes For Us” parece haber renunciado a cualquier atisbo de sentido. Su historia, sobre bandas criminales enfrentadas, nos es más que una excusa para que todas las piezas sobre el tablero (sicarios más letales que una garrafa de arsénico concentrado) se despedacen las unas a las otras de todas las maneras posibles.

He aquí dos horas de nihilismo rabioso, de ballet macabro en el que toda la creatividad (que no es poca) se destina a convertir el mobiliario del set en armas blancas; a empalmar puñetazos con patadas, contraviniendo la lógica anatómica del cuerpo humano. Para mayor gloria de Joe Taslim e Iko Uwais, bestias pardas del arte marcial silat. Para la de ellos y, claro está, para la de Timo Tjahjanto, bestia infernal capaz de hacernos vibrar en cualquier escenario y situación.

Y si después de este chapuzón de sangre todavía queda alguien vivo, en Raktuen TV puede recuperarse la estupenda “V/H/S 2”, compendio terrorífico de cortometrajes en el que Tjahjanto (junto a Garteh Evans, otro coloso) firma una microhistórica ideal para no pegar ojo durante por lo menos una semana. En “Safe Haven” se nos invita a adentrarnos, en multicámara, en el sótano de una secta religiosa que esconde un terrible secreto. Con un uso magistral del formato found footage, la dupla de directores nos regala una de las piezas en las que mejor se han sabido combinar los escalofríos con las convulsiones.