Mikel ZUBIMENDI
AJEDREZ

Dos genios, una rivalidad de época

Carlsen-Caruana, Europa-EEUU, estratega del medio juego-virtuoso de la apertura, una batalla épica por la corona mundial de ajedrez.

Los aficionados al ajedrez están de enhorabuena. Es un momento precioso, fenomenal para ellos. Ante una audiencia de millones de personas, se celebra en Londres la final del Campeonato del Mundo de ajedrez, con un juego agresivo y audaz, en una auténtica guerra de desgaste. Frente a frente, los dos más grandes entre todos los grandes maestros –sólo hay 1.600 en el mundo–. Jóvenes ambos, de 27 y 26 años –de los 20 mejores jugadores del ranking mundial solo cuatro superan los 40 años–, y físicamente muy preparados para realizar cálculos de una complejidad alucinante en partidas llenas de tensión que pueden durar hasta siete horas. Tras ajustar obsesivamente, casi compulsivamente, sus piezas en el centro de las casillas, se fajan en un combate que requiere altísimos niveles de energía mental, además de una ingente cantidad de calorías, algo que requiere que tanto síquica como físicamente los dos tengan un montón de aguante, una resistencia extraordinaria.

Tres puntos de diferencia del ranking Elo de la Federación Mundial de Ajedrez, conocida por su acrónimo en francés FIDE, separan a los contendientes. El campeón, el noruego Magnus Carlsen (2.835) y el aspirante, el italoamericano Fabiano Caruana (2.832). En la historia de la lucha por la corona mundial, solo una vez se han enfrentado el número uno y el número dos, en la quinta y última final entre Garry Kasparov y Anatoly Karpov en 1990. Nunca hubo dos contendientes a tan corta distancia. Y si vence Caruana, no solo se hará con el título; también conseguirá el número uno mundial que está en manos de Carlsen ininterrumpidamente desde julio de 2011.

No solo rivalidad deportiva

El tablero de esta final tiene connotaciones geoestratégicas. Se enfrentan Europa y EEUU. El tradicional dominio europeo del ajedrez está siendo, en parte, amenazado por la tecnología. Hoy en día, todos pueden estudiar el juego online, o ser entrenados vía Skype, un hecho que iguala las cosas.

Magnus Carlsen es un ídolo de masas en su país, Noruega. Icono de la moda, asiduo en la publicidad de las grandes marcas de relojes o de coches, sus finales son retransmitidas en horario prime-time en la televisión pública noruega, con altos índices de audiencia. Por su parte, Caruana, de doble nacionalidad italoamericana, aspira a llevar a EEUU hasta donde solo pudo llevarlo el genial Bobby Fischer en 1972 al vencer al ruso Boris Spassky en la conocida como «Partida del Siglo» y dejar grabado su recuerdo en la memoria colectiva estadounidense como el chaval de Brooklyn que derrotó a la hegemonía soviética.

La final entre estos dos genios de su generación podría dar lugar a una de las grandes rivalidades de la historia del deporte, como lo fueron la de Ali y Frazier en el boxeo, Borg y McEnroe en el tenis o Bird y Magic Johnson en el baloncesto. Magnus Carlsen, de 27 años, el indiscutible número uno, es famoso por su comportamiento arrogante, por su actitud de chico malo. Es, por así decirlo, el LeBron James del ajedrez. Y Fabiano Caruana, de 26 años, el Stephen Curry.

Dos estilos de juego

Protegido del mítico Garry Kasparov durante su ascenso de niño prodigio a número uno, el noruego es la fuerza bruta y dominante del juego. Sin duda, el mejor del mundo, y va camino de convertirse en el mejor de todos los tiempos.

Jugador con un estilo de juego estratégico y posicional, regularmente prefiere construir la presión sobre su oponente mediante la maniobra de sus piezas en el medio juego y no duda en sacar a las reinas del tablero para probar su superioridad. Estudioso de los clásicos, enormemente intuitivo, su especialidad es la de ir ahogando a su oponente, creando una debilidad tras otra en su posición, sofocándolo hasta darle una muerte lenta que puede durar varias horas antes de derrotarlo sin piedad.

Fabiano Caruana, de 26 años, utilizando un símil del tenis, sería un sacador endiablado. Con una mejora en su juego impresionante en los últimos años, desarrolla un juego muy peligroso para el campeón. Con una capacidad de cálculo profundo que quizá es su mejor virtud, es un gran teórico de las aperturas, de los mejores del mundo. Tácticamente atrevido, a menudo sacrifica sus peones para controlar el centro y abrir líneas de ataque en el tablero. Preguntado Carlsen sobre cómo definiría a Caruana en una palabra, al instante respondió que se enfrenta a un «ordenador».