Floren Aoiz
@elomendia
JO PUNTUA

Y en esta partida, para variar, también gana la banca

Plataformas para el atraco a gran escala, instrumentos de apropiación y especulación a niveles nunca conocidos, eso son las finanzas en nuestros tiempos. Con el cuento de los flujos libres, calificando de anacrónica toda barrera, el capital se impone por todos los lados, eliminando intermediarios y disfraces cuando dejan de resultarles funcionales. Ya hasta la cada vez más- raquítica democracia liberal-burguesa le sobra y ningunea a sus mediadores legislativos y gubernativos mediante aparatos judiciales impermeables a las demandas sociales pero muy atentos al run run del dinero. Desde Brasil hasta Madrid, las togas cumplen el papel de los uniformes militares en otros tiempos, se pasa del golpe militar al judicial para colapsar gobiernos democráticos o eliminar candidatos incómodos.

Poderoso caballero es don dinero, quedó dicho hace ya mucho tiempo, y allá donde se expresa callan los gobiernos, cambian las constituciones y las sentencias se cocinan y hasta se les da marcha atrás aunque el espectáculo sea imposible de ocultar. El Tribunal Supremo del Reino de España nos ha ofrecido un curso acelerado acerca de las formas de imposición de la presión financiera sobre los poderes supuestamente del Estado. No es que albergara ilusiones acerca de este órgano judicial: me condenó a siete años de prisión por mi actividad política allá por 1997, pero creo que su última hazaña pone el listón de su ignominia muy, pero que muy alto.

El régimen del 78 hace aguas hace tiempo y poco le va a ayudar una judicatura que más que poder judicial actua como valedor por poderes de las entidades financieras y sus intereses. La transición (reforma y no ruptura) se hizo entre otras cosas para garantizar esos intereses, pero se supone que había que disimular. Ya ni eso, así que les está quedando una monarquía financiera preciosa, pero eso sí, la partida la ha vuelto a ganar la banca, por si acaso.