Jon ORMAZABAL
Pelota

Hallan en el Atano lo perdido en Iruñea

Urrutikoetxea-Larunbe superan un inicio errático que los llevó a verse 18-10por detrás para sumar su primer punto del Parejas ante Altuna III-Martija.

ALTUNA-MARTIJA 20

URRUTIK.-LARUNBE 22


Dicen que un clavo saca otro clavo y, si el punto que a Urruti- koetxea-Aretxabaleta se les escapó en el debut del Labrit ante Olaizola II-Albisu tras ir ganando 12-20 lastró su comienzo de campeonato, el matchball que ayer lograron remontar tras verse 18-10 por detrás, con Larunbe en el lugar del de Markina-Xemein, debe suponer un arreón de la misma magnitud para la pareja vizcaina que, de paso, salvó el honor de su empresa en la primera jornada con enfrentamientos Asegarce-Aspe.

Por contra, Altuna III-Martija, especialmente el delantero, se estarán haciendo ahora mismo las mismas preguntas que Mikel Urrutikoetxea se hacía hace ahora un mes, por la forma en la que dejaron escapar un punto que, sin hacer nada del otro mundo, se les había puesto tan al alcance de la mano cuando se sentaron al segundo parón largo con 8 tantos de ventaja y la firme sensación de que no había posibilidad de que se les escapara ese tercer punto que los colocara en lo más alto de la tabla.

La irregularidad por bandera

Sin embargo, los accidentes suceden, más en tardes como la de ayer, en la que únicamente un Martija que sigue creciendo mantuvo un mínimo de regularidad. Sin llegar a completar un fiasco, el de Amezketa estuvo a años luz de ser ese pelotari resolutivo que lo ha llevado a la elite en tan poco tiempo. Sus números no fueron los habituales, especialmente los cinco errores y la pasa de saque en el 1-1, pero lo peor fue su desconexión en la parte final del choque, cuando los de Asegarce fueron creciendo. La dejada en el txoko con la que rubricó el 20-17 pareció la de la redención, pero tampoco tuvo la continuidad suficiente para sumar el tercer punto.

Hasta ese segundo descanso de tres minutos, la solvencia de un Martija solvente y cómodo con un material bastante vivo les había sido suficiente para controlar la situación, sobre todo por los errores acumulados por Larunbe y las indecisiones de un Urrutikoetxea que no terminaba de encontrar el hueco ni la forma de comenzar a disfrutar en un campeonato en el que la surte le estaba siendo esquiva en todo momento.

Larunbe, su tercer zaguero en cuatro jornadas, se presentó en Donostia tras dos meses de baja y, por mucho que su derecha diera sensaciones de que había olvidado por completo el mal de manos, al de Galdakao le costaba horrores ponerse a la pelota, con lo que su cuenta de errores se abultó hasta los siete, más algún saque restable, demasiados para un torneo en el que las cosas están tan igualadas.

Y lo que no es accidental en el caso del de Zaratamo es que Urrutikoetxea se rebele contra lo que muchos dan por sentado. Fue en ese momento en el que lo más sencillo hubiera sido arrojar la toalla cuando el vizcaino encontró su mejor versión, cuando se desató de esas mordazas que lo atenazaban y se puso camino a Ítaca.

Y la fortuna se alió con el Urrutikoetxea más audaz. Con el de Asegarce en racha, las pocas escapadas de Larunbe fueron tanto, el de Galdakao comenzó a mandar y hasta un piedre de Martija en el 18-17 les sonrió, para que Mikel Urrutikoetxea terminara encontrando en la cancha del Atano el punto que se dejó en el Labrit.