Maitane ALDANONDO
Bilbo

UBIKARE, UN SISTEMA DE ASISTENCIA Y CUIDADO PROFESIONAL A DOMICILIO

La «startup» bilbaína ha creado un sistema integral de intervención socio-sanitaria a medida del usuario. Sin necesidad de salir de sus casas, mayores y dependientes reciben las atenciones que precisan. La iniciativa acaba de recibir un premio ON Bizkaia.

Ubikare es un sistema integral de asistencia para mayores y dependientes en el hogar. Las sociedad limitada constituida en 2017 por Nerea Amenabar, Ángel Díez y Javier P. Asenjo ofrece servicios sanitarios y sociales personalizados a domicilio. A principios de mes recibieron el premio ON Bizkaia al proyecto de emprendimiento e innovación social. Unos galardones con los que la sociedad pública de la Diputación de Bizkaia BEAZ reconoce anualmente a algunas pymes por su contribución a la actividad económica y al empleo. Su reto ahora es seguir sumando usuarios y expandiéndose.

Hace tres años, «antes del boom mediático e institucional» de la llamada silver economy –economía de plata, dedicada a la producción de productos y servicios para la tercera edad–, Díez detectó la ausencia de soluciones que respondieran a la voluntad de las personas mayores y dependientes de recibir la atención que necesitan sin desplazarse a centros médicos o residencias. Fundó Ubikare con la idea de desarrollar un sistema de salud y cuidado en casa con una herramienta software; e integró a Asenjo, médico cardiólogo con experiencia en pilotos de enfermera gestora a domicilio. Poco después contactaron con Amenabar a quien conocieron a través de Mugat, un innovador servicio de asistencia nocturna que la joven puso en marcha en Azpeitia.

Decidieron llevar a cabo juntos este proyecto «por vocación». Dejaron sus trabajos y apostaron invirtiendo sus ahorros. Ubikare ha ido evolucionado y en ese camino han recibido el apoyo de distintos programas de subvención y préstamo de Diputación de Bizkaia, Basquefondo de la SPRI y SGR Elkargi, entre otros. Cuentan con experiencia en gestión empresarial y en el lanzamiento de iniciativas, lo que les ha ayudado a enfrentar los problemas que se han ido encontrando. Una de las dificultades es la desconfianza presente en este sector, y en ese sentido, creen que el premio ON Bizkaia les beneficiará. «Generar la confianza en un nuevos servicio es difícil y que una institución pública te avale como un proyecto reconocido, ayuda muchísimo. Creo que en este camino va a ser un impulso muy importante y estamos contentos por eso», afirma Amenabar.

Traje a medida

Ubikare es «una ventanilla única», un sistema integral de diagnóstico e intervención, que incluye cuidados médicos y sociales, así como seguimiento a través de monitorización. Paradójicamente, gracias a esa herramienta de software, elaboran «un traje a medida» para el usuario. Al igual que los médicos en los centros de asistencia, una enfermera gestiona el equipo multidisciplinar que va al domicilio. Desde sanitarios: médicos, enfermeros, auxiliares... hasta entrenador personal. «Va el profesional que tiene que ir a hacer lo que tiene que hacer», y en consecuencia, «ahorramos mucho en costes al hacer un uso responsable de los recursos familiares y de los institucionales. Gestionamos desde casa problemas que a menudo acaban en urgencias, residencias, ambulatorios...», aclara el fundador.

Son más de veinte y comparten la emoción de participar en un proyecto que quiere ser una «alternativa sostenible de cuidados». Lejos de la visión negativa de la vejez y sus estereotipos, su lema es «Mejorar siempre es posible». En la visita inicial realizan un diagnóstico integral al usuario y diseñan una solución consensuada que priorice la mejora de su calidad de vida. Quieren que sea un servicio accesible para todas las familias, por lo que tienen distintos niveles de intervención, dependiendo de los recursos económicos y del apoyo familiar de cada uno. «Podemos hacerla con nuestros profesionales o formar y tutorizar a un familiar o cuidador formal contratado, supervisado por un sanitario», subraya la responsable. Muchas veces forman al propio usuario, para que siga siendo lo más autónomo posible.

La empresa tiene su sede en Bilbo, pero la prueba piloto la llevaron a cabo en los pisos tutelados de la Fundación San Prudencio en Gasteiz. A principios de 2018 iniciaron el servicio comercial en esa ciudad, y después llegaron a Getxo, para dar cobertura al Gran Bilbao, y a Azpeitia, con intención de entrar poco a poco en Donostia. Tienen cerca de 100 familias usuarias; y a corto plazo quieren crecer y expandirse en la CAV. Su objetivo es «crear un modelo de negocio replicable por terceros que hagan esto de la mano con nosotros. Que pueda crecer en España y fuera, hasta donde podamos llegar», explica Díez. No obstante, considera que «lo más difícil de replicar y escalar», será la manera de hacer las cosas y el trato al paciente, «la empatía, la cercanía, la dulzura».