«Este es un día importante porque, después de meses de trabajo, nos hemos puesto de acuerdo sobre la definición de una estrategia industrial para Europa que propondremos a nuestros socios europeos», declaró el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire durante una conferencia de prensa que compartió, en Berlín, con su homólogo alemán, Peter Altmaier.

Como primer proyecto concreto de cooperación, han elegido la producción de baterías eléctricas, que estará abierto a los estados europeos que quieran incorporarse. Alemania ha dispuesto 1.000 millones de euros para este fin y el Estado francés, 700 millones.

Berlín y París esperan una respuesta de la Comisión Europea sobre este asunto antes del 1 de abril. Precisamente, este acuerdo intergubernamental llega después de que, el 6 febrero, la Comisión hiciera oficial su rechazo a la fusión Siemens-Alstom, lo que disgustó mucho a germanos y galos, que consideran que la UE no será capaz de resistir la competencia de otras potencias sin crear auténticos mastodontes europeos.

En los últimos días, Le Maire ha desarrollado una campaña a favor de una reforma integral de la legislación comunitaria sobre fusiones con el apoyo de Altmaier, próximo a la canciller Angela Merkel. Una iniciativa que está siendo observada con escepticismo por Bruselas.

Normas «estúpidas»

«Si Europa quiere seguir siendo un motor industrial en 2030, necesitamos una auténtica política europea», se subraya en el memorándum planteado por los dos socios, según recogió AFP, que recuerdan que solo 5 grupos europeos integran la lista de las 40 compañías más grandes del mundo.

«A veces, no hay nada más estúpido que las reglas europeas», bromeó Le Maire en un acto que tuvo lugar más tarde, también en Berlín, organizado por la aseguradora Allianz. «Asia avanza, China progresa, las Rutas de la Seda se están llevando todo a su paso (...) y, en el otro lado, Europa está inmóvil», subrayó.