Irati Jimenez
Escritora
JOPUNTUA

No enlaces mierdas

Si cometimos un error durante la campaña fue, seguramente, haberle dado tantas horas de televisión gratis los primeros meses». Así se expresó Jeff Zucker, presidente de la CNN, tras las elecciones de 2016, haciendo autocrítica del papel que habían jugado los medios en la victoria electoral de Donald Trump. Particularmente, al comienzo, cuando los mítines del candidato republicano ocuparon horas y horas de televisión.

Resulta fácil entender por qué lo hizo: la campaña les proveía de horas y horas de declaraciones tan estrafalarias, tan escandalosas y tan polémicas no solo despertaban el interés de la audiencia sino que hacían virar toda la campaña electoral a su alrededor.

Parecía importante hablar de ello y si nadie valoró el riesgo de ayudarle a ganar fue porque la opinión pública, arrastrada a mirar al ojo del huracán, oscilaba entre dos posturas. O bien no podía ganar y hablar de él no tenía riesgo o bien podía ganar y en ese caso había que advertir a los votantes del inminente peligro. Trump, sin embargo, demostró la teoría política del faquir en la cama de agujas. Un escándalo puede matarte –es lo que les ocurre a la mayoría de candidatos–, pero si todos ejercen la misma presión, puedes seguir caminando tranquilamente.

Es importante recordarlo porque Vox ha copiado tanto la estrategia que cualquier día van a incluir la bandera confederada en sus mítines y porque, en un tiempo en el que las campañas tienen una plaza destacada en internet, nos toca a todos aprender la lección.

En este momento en el que todos somos medios de comunicación, conviene que apoyemos a la izquierda de la manera más eficaz, es decir, amplificando su mensaje, dejando de estar al servicio de quienes nos enfadan para conseguir que se hable de ellos, negándonos a entrar en su juego por el miedo –lógico–, por la ira –normal– o por la inconsciencia –peligrosa–. En resumen, hagamos buena la filosofía que siempre deberíamos observar en internet y que se resume en tres palabras y no enlacemos mierdas.