Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
Entrevue
BARKARTXO RUIZ
CANDIDATA DE EH BILDU EN NAFARROA

«Toca poner en marcha una fase del cambio mucho más ambiciosa»

Ocho años después de estrenarse como parlamentaria después de que se pusiera fin a la ilegalización, Ruiz aspira a convertirse en lehendakari de Nafarroa. Es profesora en la ikastola San Fermín y estudió Filología Vasca en la UPV.

¿Con qué ambición llega EH Bildu a estas elecciones?

Es evidente la responsabilidad con la que actuamos hace cuatro años y es evidente que fuimos una fuerza determinante para conformar la mayoría. Y también para que esa mayoría haya llegado al final de legislatura lo suficientemente engrasada para avanzar en revertir los recortes de UPN y el PSN. Como hemos venido demostrando en los ayuntamientos, hay otra manera de hacer las cosas. Se pueden abrir las puertas a todas las personas, al movimiento social y al trabajo en común. Ahora estamos en la fase en la que dejamos de ser una fuerza determinante del cambio a aspirar a liderarlo. Ese liderazgo de EH Bildu traería otra forma de hacer las cosas, mucho más participada, construyendo desde abajo.

¿Hasta qué punto EH Bildu ha empujado a Barkos a mojarse en asuntos comprometidos? Da la impresión de que, sin ustedes, el cambio hubiera sido más conformista.

Invertimos el grueso de nuestra energía a revertir recortes y políticas antisociales. El Gobierno ha pecado de falta de ambición, por ejemplo, para una reforma fiscal más ambiciosa. Y también para una política lingüística más ambiciosa. Necesita dejar de mirar de reojo a las fuerzas del Régimen y todos sus tentáculos y poderes económicos que han gobernado Nafarroa a su antojo durante tantos años. EH Bildu ha puesto en la mesa temas clave para avanzar y profundizar. Algunas veces lo hemos logrado, pero en política fiscal nos hemos quedado a mitad de camino.

El cambio llegó con la cifra mágica de los 26 escaños al margen del bipartidismo, del Régimen. ¿Están en condiciones de repetir hazaña?

Sí, pero sabiendo que serán unos resultados ajustados. Nos jugamos mucho. Nos jugamos si vamos a avanzar y encarar una segunda fase del cambio con profundidad y haciendo las cosas de otra manera. O nos jugamos también determinadas tentaciones de mirar a Madrid, al PSN, sabiendo que no es una fuerza de cambio ni es una opción con la que se pueda pactar para seguir avanzando. Si miramos a 2015, veremos que fue un puñado de votos el que permitió unas nuevas mayorías y creo que estas elecciones partimos también de una situación con unos escenarios muy abiertos. Confiamos en que la ciudadanía navarra dará el paso definitivo para desterrar el Régimen.

Y el PSN también es Régimen.

El cambio político y social ha podido dar un salto cualitativo porque el PSN pasó a la irrelevancia política en el sentido de no poder condicionar a una mayoría que se había fraguado ya en la calle. Es imprescindible que siga siendo así. La ciudadanía tiene claro que no es de fiar.

Al PSN se le ve más robusto tras la victoria de Pedro Sánchez, pero si se le mira con la lupa navarra no lo es tanto. En Altsasu, por ejemplo, han sacado una lista toda con gente de fuera. ¿La línea ético-moral del partido les puede pesar?

El ejemplo que has puesto es muy gráfico, porque refleja que el PSN sigue sin conectar con una sociedad navarra que se revela ante las injusticias, que se rebela y que quiere tomar sus decisiones sin estar a expensas de lo que le manden de Madrid. El PSN no ha aprendido nada y ha sido incapaz de hacer frente a determinadas situaciones, como el caso Altsasu u otras, y ha seguido de la mano de los que ha estado siempre. Siempre ha sido la muleta de la derecha.

Le cojo la idea de «aprender». Se duda de qué hará esta vez el PSN. Pero los del PSN no han estado cuatro años escondidos en un baúl. Usted ha tratado con ellos en el día a día del Parlamento.

Día sí y día también, en las cuestiones fundamentales siempre han votado en contra del cambio: en el Mapa Local, en política lingüística, en los Presupuestos o en las medidas sociales. Lo han hecho también en la calle, como en la manifestación de la flagelación de la txistorra. El PSN ha tenido el mismo discurso histriónico del PP y UPN.

Pues el listón de la derecha ha estado muy alto. UPN y el resto de los partidos de Navarra Suma han recrudecido su discurso de forma notable.

UPN estaba obligado a optar entre lo malo y lo peor. Y ha elegido lo peor: arrodillarse y abandonar su proyecto político ante Casado y Rivera. Pienso que parte de su electorado no entiende que el partido ahora defienda que Navarra sea una provincia como las demás.

¿Qué balance hace de estos cuatro últimos años?

El balance es satisfactorio pues estos años han servido para abrir un nuevo ciclo que sienta las bases para una Nafarroa diferente. Se ha avanzado en revertir las políticas antisociales, y los recortes, pero ahora toca profundizar en ese cambio. Es hora de iniciar una nueva fase más ambiciosa y que ponga verdaderamente a las personas en el centro de las políticas públicas, dejando de lado inercias del pasado que no se han terminado de cortar. Por contra, perder estas elecciones sería volver a lo que ya conocemos, revertir y desandar. Llegan con ánimo de venganza.

 ¿Venganza?

El programa de las derechas en Navarra tiene un solo punto: destrozar y tirar a la basura lo que se ha avanzado. Quieren acabar con lo poco que se ha avanzado en derechos lingüísticos, en la redistribución de la riqueza, en igualdad, y en derechos de las personas LGTBi. Hay determinados avances que se han puesto en cuestión y lo están diciendo muy claramente. Todo eso va a ir a la basura. Es un plan de venganza.

Aquel viento de cambio de hace cuatro años ya no está. O, al menos, no se manifiesta así. Existe un clima de distensión fruto del propio cambio. ¿Eso le preocupa?

Si en algo hemos avanzado es en dejar atrás el modelo de crispación y confrontación que el Régimen ha querido imponer para excluir a una parte de la sociedad a lo largo de estos cuatro años. La sociedad navarra, en su conjunto, es mucho más madura de lo que algunos pretenden hacer creer.

¿Usted cree que la gente recordará esas guerras intestinas de UPN, aquella inestabilidad política constante…?

Esa es la incertidumbre que tenemos cada vez que nos presentamos a unas elecciones, ¿hasta donde llegará la memoria de la gente? A día de hoy, las políticas antisociales y recortes de UPN y PSN siguen presentes. Nos hemos esforzado mucho, pero las consecuencias de cómo se manejó el peor momento de la crisis económica siguen presentes. La gente aún tiene en la retina qué significó la desaparición de Caja Navarra y los recortes en Renta Básica, Sanidad, Educación... Todavía tenemos esa precariedad encima de la mesa.

¿Y en el plano municipal?

En lo municipal, el cambio ha sido radical. El liderazgo de EH Bildu ha dejado una fotografía de cómo se puede profundizar en el cambio. Ese es el mejor aval que tenemos: el saber trabajar en común para solventar los problemas de la gente.