Casi todas las opiniones se deben entender como provisionales ya que sucede cada cinco minutos un acto del delirio político actual. Tanto que la conductora del noticiario de La Sexta del otro día estaba tan mareada con los partidos veleta, que empezó su intervención de espaldas a las cámaras. Se comprende que con el veleta de las veletas periodistas, García Ferreras convertido en el gran entrevistador del no a la investidura, que no madura, aunque lo que dura, dura, anden por todos los platós pendientes de alguna señal de la autoridad competente, para ver dónde ponemos un tupido velo sobre noticias que afectan al Estado, con mayúscula, en este caso con la del suegro de Urdangarin, sospechoso de ser un comisionista sin control y el asunto del CNI y el atentado de las Ramblas de Barcelona que está tratado en onda baja, casi imperceptible, por partidos, gobiernos y medios de comunicación que escuchan antes los cornetines de los cuarteles que los cantos sugestivos de las cigarras. 

La televisión pública estatal, con una dirección provisional en manos de Rosa María Mateo, sigue hundiéndose. No ha existido un relanzamiento, por lo que algunas teorías sobre la fidelidad, la rutina, la conexión entre canales, ideologías, espectadores y elecciones se está demoliendo ante nuestros ojos. Parece evidente que se ampliado la pluralidad en los informativos, pero esta renovación no ha sido percibida, porque habían echado a muchos clientes hacía otros canales que parecen más progres.

En el campo del entretenimiento, siguen gafados, no consiguen instalar las novedades en primera división. Hasta “Master Chef” ha bajado en audiencia. La 2 sigue dando alegrías a unos pocos, pero por falta de personal han suspendido en verano su noticiero que tiene mucha personalidad y escapa de la vulgaridad. Detalles de la deriva.