Raimundo Fitero
DE REOJO

La justa

El ganador de ese espectáculo televisivo que acapara audiencias desorbitadas en Telecinco a lo largo de varios programas, “Supervivientes”, fue un tal Omar Montes, y aunque no me importa en absoluto su biografía ni su expediente académico, el convivir durante varias semanas con fenómenos de la mentira televisiva como Isabel Pantoja debe crear carácter. Al salir ganador dijo una frase lapidaria: «Tengo la inteligencia justa para pasar el día». Y se me volvió el ganador más inteligente, porque algunos de los que poblaban el plató donde se celebraba todo el maremágnum dan muestras de tener que recargar su telefonillo varias veces al día para que se les encuentre alguna pista de su supuesta inteligencia.

La justa. Lo justo. Esa medida científica, del mismo rango que esos consejos de cocina que dicen echar un poco de sal, o para indicar de un lugar remoto, decir que está en el quinto coño o algo más lejos aún: a tomar por culo. Así sucede con la inteligencia militar, policial, política, periodística, con usos y medidas a granel, a ojo de buen cubero, o con la medida del espeto que arrima la ascua que más calienta a su rastra de sardinas atravesadas. Al punto. La carne de investidura está ya en su punto de maceración. Es necesario que Iglesias se sacrifique, es decir que abdique en la madre de sus tres hijos, y todo se andará, se investirá, se reirán las gárgolas de la catedral de Mondoñedo y las campanas del Ibex tocarán a rebato que viene el coco pelado.

Mientras tanto Ciudadanos traga con Vox en Murcia, tragará en Madrid, en La Rioja una espontánea de la facción de Iglesias monta el número intentando dar kalimotxo a la historia y en el Senado, a dónde ha mandado Casado a Maroto por Segovia, todas las confluencias podemitas se juntan para hacer grupo propio dejando a los fieles de Pablo para vestir sanchistas. ¿Justo el resultado?