Arnaitz GORRITI
DECLARACIONES

Lágrimas, de felicidad Egan Bernal; de rabia Thibaut Pinot

El nuevo líder del Tour, a punto de ser el primercolombiano en entrar de amarillo en París, rompía enlágrimas, igual que un Pinot abatido porque undesgarro en la rodilla echó por tierras sus opciones.

Lágrimas de felicidad para Egan Bernal, mientras que Thibaut Pinot abandonaba el Tour entre lágrimas de desesperación e impotencia. Lágrimas para expresas una alegría sin parangón y para un desamparo absoluto. Una de las jornadas más surrealistas de la historia del Tour se resume en lágrimas que se perderán en la lluvia, pero que quedarán en la memoria.

«Tengo emociones encontradas. Estoy tan feliz que tengo ganas de llorar», reconocía un Egan Bernal que rompía a sollozar en la meta de Tignes, donde se enfundó el maillot amarillo. «Queda un día muy importante y espero poder defender esta camiseta amarilla hasta París. Era algo increíble y que soñábamos conseguir. El equipo lo merece y toda Colombia lo merece», corroboró el joven líder, cerca de convertirse en el primer colombiano en vestirse de amarilo en los Campos Elíseos.

Y ese éxito tiene un gran damnificado, que es el ciclismo francés. Cuando parecía que la sequía desde el éxito de Hinault en 1985 tocaría a su fin, el cielo se le cayó encima a toda la afición gala. Julian Alaphillippe caía de maduro en las rampas de Iseran, y Thibaut Pinot, retirado entre lágrimas por unos problemas de rodilla producidos por un desgarro muscular.

«Pensé que podría tener un poco de suerte y después de los Pirineos, sentía que podía lograrlo, que podía ganar el Tour, pero ahora nunca lo sabremos», reconocía, entre sollozos, el bueno de Thibaut Pinot. «Me dio un fuerte tirón en la etapa del martes, en Nimes, pero no estoy seguro de que haya sido por eso. Me dolía en la etapa del jueves en los puertos y también en la bajada, y ha ido a peor conforme avanzábamos. Costará recuperarme de esto, pero el Tour es así», declaraba entre lágrimas de rabia el jefe de filas del Groupama-FDJ.

Sin llegar a las lágrimas, Julian Alaphillippe parece resignado a que no podrá entrar de amarillo en París. El líder de Deceuninck se mostraba realista tras perder el maillot de líder en las rampas del Iseran.

«No creo que pueda ya recuperarlo. He luchado pero me ha superado un rival más fuerte que yo y hay que aceptarlo», admitía el ciclista francés.

Sereno, Alaphillippe admitía que «me esperaba que sucediera», pero añadía que «he dado el máximo y no tengo nada que reprocharme. Ha sido un sueño ir de amarillo, que he tenido más tiempo del que esperaba».

Prudhomme, rotundo

Evidentemente, la suspensión de la etapa fue el otro gran protagonista de la etapa. En ese sentido, el director del Tour, Christian Prudhomme, fue rotundo sobre los motivos de la suspensión de la misma. «Fue insuperable», resumió.

«Al principio hubo tormentas de granizo muy localizadas durante cinco kilómetros, pero muy violentas; granizo como pelotas de ping-pong. Luego ha sucedido un deslizamiento de lodo de 50 centímetros de grosor y 20 metros de largo. Cuando nos informaron del deslizamiento de tierra, decidimos, con el presidente del panel de comisarios y Thierry Gouvenou –director de carrera–, detener a los corredores. Punto. Ha asido insuperable», añadió Christian Prudhomme.

En ese sentido, Romain Bardet se mostraba de acuerdo a la decisión de los directores de carrera. «Sabemos que las tormentas de verano son muy localizadas, pero cuando vimos las imágenes…», suspiró.