Ramón SOLA
BARCELONA, TRAS LA SENTENCIA DEL «PROCÉS»

TENSIÓN A LOS DOS LADOS DE LA DIAGONAL EN EL DÍA MÁS «TRANQUILO»

U na ventana de calma preludia a la manifestación del sábado. Por primera vez en diez días la noticia en Catalunya ha sido diferente: inundaciones. Pero basta salir a la calle para hallar tres noticias en un palmo de Barcelona.

Barcelona finge calma. Los noticiarios han relegado este miércoles la resaca de la sentencia del «procés» a segunda noticia por primera vez en diez días, y es que las riadas en diferentes puntos pueden haberse cobrado hasta seis vidas. El president Torra sale pitando hacia Montblanc, en la zona afectada.

Dicen que ha llovido también a cántaros en Barcelona, pero a media tarde hasta aparece el sol y los centros cívicos y ateneos de Sants llenan sus terrazas de gente bebiendo y conversando tranquilamente. ¿Habrá pasado acaso la resaca del Supremo?

Las fuerzas parecen guardadas para la manifestación del sábado. Pero en las redes no es difícil encontrar convocatorias aquí y allá, difíciles de calibrar para un periodista vasco. Optamos por una antirrepresiva. Es en Les Corts, un barrio «bien» entre la gigantesca frialdad de la Diagonal, la calma vespertina de la Zona Universidad y el glamour cosmopolita del Camp Nou. No consta que ninguno de los 28 encarcelados estos días sea de ahí, lo que hace más peculiar esta llamada de los CDR.

A las 19.00, en la Plaça de la Concordia la primera sorpresa es ver llegar a periodistas con brazalete identificativo y casco protector. «Pero, ¿acaso hay riesgo de carga? –preguntamos–. ¿No va a ser una cercavila [kalejira], un acto festivo?» «Esto ya lo llevamos puesto todo el día, por si acaso», responde uno de los jóvenes reporteros.

No se atisba mucho movimiento en esta plaza coqueta, casi de pueblo, encajonada entre grandes avenidas. Dos guardias urbanos preguntan cuál es el plan, pero nadie sabe (o quiere) aclararlo. «Es que esto es de los CDR, y CDR puede ser cualquiera, incluso esas señoras del banco», nos explican unas jóvenes que enseñan tímidamente cartulinas con mensajes de libertad para los presos políticos.

«Dependerá de la gente que se reúna. Puede ser una concentración, pero también un corte de carretera», indica otro de quienes esperan, con el mismo tono enigmático. Añade que cada tarde se corta el tráfico en la Meridiana, una transversal de la Diagonal, no lejos de Les Corts.

Es otra opción informativa, pero entre medio salta una tercera potente, ¿quién dijo calma? A los móviles llegan noticias de que los ultras se han vuelto a concentrar en la Plaza Artós, en Sarriá, al otro lado de la Diagonal, desde donde salieron de cacería la pasada semana, y van a volver a asaltar Catalunya Radio, como hace dos años, cuando rompieron los cristales de entrada. En víspera de la exhumación de Franco, suena más creíble. Pero en la radio pública no se amilanan, hasta el punto de que su director baja a la calle a esperar a los fachas. Finalmente no aparecen, quizás porque para entonces en la Diagonal ya hay varias furgonetas de la Brimo, los «beltzas» de los Mossos.

Se mueve por fin el cotarro en la Concordia. Y sí, ¡los CDR eran las señoras del banco!... y los cientos que las siguen, ganando adeptos por el camino al grito de ‘‘La nostra sentencia, independència’’, ‘‘Fora, fora, fora, la justicia espanyola’’, ‘‘1 d’octubre, ni oblit ni perdó’’... Suenan golpes de cazuelas en las ventanas, se asoman los comerciantes (catalanes, chinos latinos...) a fotografiar la marcha con una sonrisa, se corta el tráfico en la Travessera de Les Corts sin que suenen bocinas impacientes... No es poco para la tarde «tranquila» de una ciudad que late muy fuerte desde el lunes pasado, desde hace años.