José Ignacio Asensio
Diputado de Medio Ambiente de la Diputación de Gipuzkoa
GAURKOA

Las claves del cambio

Cuando un artículo comienza sustituyendo ideas y argumentos por adjetivos calificativos y descalificaciones ad hominem, malo; cuando a quien lo hace se le presuponen formación y pericia suficientes para que ese resultado no sea casual sino expresamente buscado, peor. Es evidente que mis puntos de vista y los del señor Egaña están muy alejados en cuestiones de medio ambiente, gestión de los residuos o cambio climático, pero eso no le autoriza a prejuzgar que mis motivos para mantener mis posiciones son peores o menos fundados que los suyos. Es más la falta de argumentación y motivación, en su largo escrito de las acusaciones que vierte de forma gratuita, no es la mejor carta de presentación.

Empezaré diciendo para tranquilidad del señor Egaña –aunque puede que le desilusione o le estropee el argumento– que no formo parte de lobby alguno. La explicación es más sencilla; cuando asumí la cartera de Medio Ambiente, me encontré con un problema: Gipuzkoa genera diariamente 1.000 Tn. de basura y los anteriores gestores dejaron el territorio sin una sola infraestructura y sin alternativa de solución alguna. Después de mucho hablar y poco hacer, se despidieron de su gestión –o habría que decir que les despidió la ciudadanía de Gipuzkoa con sus votos– proponiendo abrir un vertedero en Zestoa. Es decir, ofreciendo como alternativa, por cierto sin haber preguntado a nadie, la infraestructura más contaminante y obsoleta, esa que un informe reciente de la ONU acaba de contraponer, por sus emisiones y poder contaminante, a la que hemos adoptado en Gipuzkoa: recogida selectiva y reciclaje al máximo y valorización energética con incineración de los materiales no reciclables. Ese mismo informe es el que señala como más lesivo para el cambio climático, por sus emisiones, ese sistema basado en vertederos que algunos propugnaban y que parece que el señor Egaña apoya.

Esta es una de las claves del asunto, Gipuzkoa tenía un problema serio y cabían dos opciones: hablar, hacer ruido, no atreverse con las decisiones y seguir utilizando vertederos y contaminando o buscar una solución más moderna, menos contaminante y con menos impacto en el calentamiento global. Tras cuatro años de gestión y lo digo con legítimo orgullo, Gipuzkoa gracias al compromiso de la ciudadanía y a las nuevas infraestructuras va a superar el 60% de reciclaje. Los materiales no reciclables van a servir para obtener energía suficiente para abastecer a 45.000 hogares, una energía que desde la Cumbre del Clima de Paris tiene la consideración de renovable. Todo ello con menos emisiones que las que sufría Gipuzkoa por los residuos, porque lo que no se cuenta o no se conoce es que el metano de los vertederos es un gas cuya incidencia en el calentamiento es 20 veces superior, por unidad de medida, a la del CO2.

Una vez solucionado este problema, que ha tenido atenazada a Gipuzkoa y que algunos trataron de utilizar como instrumento de enfrentamiento y arma política, había llegado el momento de incluir en la agenda de Gipuzkoa el reto del cambio climático. En el ámbito foral esto se hizo por primera vez en 2016, cuando el Departamento de Medio Ambiente incluyó y dotó de presupuesto un programa de cambio climático. Desconozco si quienes nos precedieron en la gestión ambiental tenían o no la preocupación o formaban parte de lobbys u otros colectivos, pero la realidad constatable es que no pusieron en marcha desde la Diputación iniciativa alguna en esta materia. A partir del citado programa, el Departamento ha impulsado la aprobación de la estrategia guipuzcoana de cambio climático, Gipuzkoa Klima 2050 (GK 2050), que prevé un centenar de acciones para hacer frente al cambio climático de las que un 60% están ya en marcha; se ha creado también la fundación Naturklima, que va a desarrollar un observatorio para disponer de datos territorializados sobre el impacto del calentamiento global y será un dinamizador de la economía circular y de la extensión del uso de las energías renovables. Todo este programa de acción debe culminar en la presente legislatura con la aprobación de una Norma Foral de cambio climático que establezca los objetivos, criterios y obligaciones para que Gipuzkoa pueda hacer frente a este desafío.

No quiero que nadie vea autocomplacencia en este balance, pero sí que somos conscientes del problema y que estamos trabajando en serio. Estamos recorriendo un camino y tenemos claro que tiene que ser un camino de consenso y acuerdo con la ciudadanía, los agentes sociales y los grupos políticos, para abordar la gran tarea que tenemos por delante. Gipuzkoa es un territorio pequeño pero tenemos grandes capacidades cuando fijamos objetivos comunes para resolver problemas y superar obstáculos. El cambio climático es un problema de dimensiones globales pero a nivel local podemos poner en marcha un modelo que nos acerque a una sociedad descarbonizada en el 2030 y posicionarnos como un territorio puntero en las economías verdes que pueden representar una fuente de empleo importante.

Son retos importantes, hablamos de política de verdad, de la que cambia la vida de las personas y puede mejorarla, no estropeemos el intento con miradas de vuelo corto ni con descalificaciones chapuceras, Gipuzkoa no se lo merece. Me quedo con su última reflexión, señor Egaña, desde la izquierda deberíamos saber abordar el reto del cambio climático con honradez y le digo que para este empeño mis puertas siempre estarán abiertas.