Raimundo Fitero
DE REOJO

Luz negra

Atrapa el momento. No se puede entender las últimas cuarenta horas políticas sin haber estudiado ciencias esotéricas. Debe ser como el famoso túnel del que hablan aquellos que han estado en otro lugar cercano al obituario, en unos segundos pasa tu vida. O como esos sueños tardíos, cuando ya no puedes aguantarte las ganas de orinar. Pero resulta que hay cincuenta y dos individuos en el Parlamento español que pertenecen a una organización que dice con una insolvencia intelectual y política denigrante que van a abolir todas las leyes liberticidas en vigor. Se la he escuchado ya varias veces. La aprendió en una cacería y la ha adoptado para hacerse un líder fascista. Porque todo lo que anuncian es regresión e involución. Vox es un problema global. Un síntoma. Allá dónde las huestes del pistolero de Amurrio no han tenido representación se puede considerar un oasis o una pura casualidad estadística diferida.

Así que después de todos los recuentos, que por cierto fueron rápidos y de una gran eficacia, la cosa está peor que antes de pasar otra vez por las urnas. Con una diferencia muy importante: hemos asistido a la debacle más impresionante jamás vivida en directo. Lo de Ciudadanos es histórico. Perder cuarenta y siete escaños es un récord. Y el inconsistente caballero que ha llevado a lo más alto, por su egolatría lo ha dejado en la insignificancia. Albert Rivera tras el ridículo deja su partido, su escaño y se retira de la política. No quisiera hacer bromas. Pero ha sido uno de los actos más dignos de este veleta reaccionario y descerebrado. ¿De quién son los votos? Hay unos millones de individuos que votan a su libre albedrío motivados por impulsos que escapan de la utilidad, la coherencia o la ideología. Son votos de mercado, como de una rifa. Hoy miro la vida con luz negra, esa que solamente detecta lo sólido.