Raimundo Fitero
DE REOJO

Acosada

No le llames estúpido, llámale idiota. Me refiero a la persona, algoritmo o animal de compañía que se puso a contar desde la Delegación de Gobierno en Madrid los manifestantes por el cambio climático y le salieron quince mil. Repito, quince mil. Esta persona, cosa o encargado de comunicación parece que no haya visto jamás una manifestación, un campo de fútbol o una cola en la lotería de Doña Manolita. Seguramente el que desde la organización contó el medio millón andaba de subidón, pero se acerca mucho más al número exacto, aunque se pasara.

Lo que sucede es que la estupidez crece, aumenta, se convierte en plaga y yo detecté dos televisiones emitiendo en directo la misma, el canal 24 horas de TVE y La Sexta; y me pareció que rozaba todo el culmen de la insensatez periodística, ya que se dedicaban a seguir a la niña, joven o mujer, Greta Thunberg, que sufrió el acoso más cateto, estúpido y fuera de todo razonamiento de los medios desde que llegó a Lisboa, con decenas de enviados especiales, que le acompañaron en el tren de la decadencia ferroviaria ibérica, convirtiendo una manifestación cívica en un fenómeno juvenil, basado todo en la imagen en directo de una persona agobiada por las multitudes y las preguntas idiotas, dando ella misma paso a las tres jóvenes que le acompañaban, demostrando que tiene las cosas muy claras, con protección policial como si fuera una estrella, y ella es solo un ejemplo para muchos jóvenes que intentan con su actitud denunciar e impedir que se convierta en crónica la emergencia climática en la que estamos.

Esta sobreexposición de Greta sirve para ocultar la otra cumbre climática, la social, que se celebra en paralelo y que nada tiene que ver con la oficial en cuanto a sus objetivos, ya que lo que reclaman es menos retóricas y más actos.