Pablo GONZÁLEZ
LA OLVIDADA GUERRA EN UCRANIA

La propia reunión Putin-Zelenskiy, único avance de la cumbre de París

Tres años después, se ha vuelto a reunir el cuarteto de Normandia en París. Los líderes de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania han debatido durante varias horas en búsqueda de relanzar los acuerdos de Minsk, pero finalmente han acordado unos mínimos que les sirven para justificar la reunión, la primera entre el ruso Putin y el ucranio Zelenskiy.

Tras tres años con la crisis bélica ucraniana en el limbo, los líderes de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania han vuelto a la mesa de negociaciones dentro del denominado «formato de Normandía», grupo internacional que busca acabar con el conflicto del Donbass, región rebelde en el este de Ucrania apoyada por Rusia. Desde 2014 en el Donbass hay activo un conflicto que se ha llevado ya más de 13.000 vidas La reunión se saldó con una declaración de mínimos para justificar la cumbre.

Merkel, Macron, Putin y Zelenskiy debatieron el lunes durante cerca de seis horas sin demasiados avances reales. La principal razón es la incapacidad de Kiev para cumplir los acuerdos de paz firmados en febrero de 2015, los llamados Acuerdos de Minsk. En aquella ocasión se determinó una hoja de ruta de 13 puntos que debían ir cumpliéndose escalonádamente para acabar con la guerra. Una vez implementados todos ellos, el Donbass seguiría siendo parte de Ucrania, pero con una amplia autonomía.

Todas las partes han reiterado desde entonces que no existe ninguna alternativa a los acuerdos de Minsk. El problema reside en la puesta en práctica de esos acuerdos en el orden establecido. Según el organigrama, en el Donbass deben celebrarse elecciones (punto 4), Ucrania debe amnistiar a los sublevados (punto 5), las dos partes deben liberar a todos los prisioneros (punto 6); solo después de eso la frontera entre Rusia y Ucrania en la zona del Donbass volvería a control ucraniano (punto 9) e incluso solo después de eso se retirarían fuerzas y equipamientos extranjeros (punto 10).

La política del Kremlin al avalar estos acuerdos como observador, con las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk como ejecutoras, e una jugada maestra para limitar el movimiento de Ucrania en el futuro. Obtiene así un territorio controlado de facto por Moscú, dentro del Estado ucraniano, con todas las posibilidades de veto obre las aspiraciones euro-atlánticas de Kiev. Por ello, Moscú insiste en el cumplimiento de Minsk en su orden original. Paris y Berlín también insisten en esta fórmula, y lo hacen con tal de acabar cuanto antes con el conflicto armado en pleno continente europeo.

Pese a que los firmó, Kiev insiste en alterar el orden de cumplimiento de los acuerdos, poniendo como condición recuperar primero la frontera. Putin ha reiterado que eso no va a suceder ya que no tiene garantías de que Kiev no proceda a una cacería contra los rebeldes.

Al mismo tiempo, este mismo año Rusia ha empezado a repartir sus pasaportes a los habitantes del Donbass bajo control rebelde. El ritmo es de unos 25-30 mil pasaportes al mes. Lleva ya repartidos unos 125-150.000 pasaportes. Tardará años en dárselos a todos los que lo desean, entre 1,5 y 2 millomes de personas. Pero tiene la excusa de proteger a sus ciudadanos residentes en el extranjero para no acceder a las condiciones de Ucrania.

Las posiciones de Moscú y Kiev no se han movido en Paris. Rusia porque es consciente que el tiempo juega a su favor y que poco a poco las cancillerías occidentales se cansan de las promesas incumplidas de Kiev. Ucrania, porque sabe que si cumple los acuerdos, el presidente Zelenskiy tendrá serios problemas con los elementos más nacionalistas y los veteranos de la guerra del Donbass.

Por este motivo se ha firmado una declaración de mínimos tras la reunión. Lo más significativo es el intercambio de prisioneros según la formula «todos por todos» antes del 31 de diciembre de este año. Dado que Kiev prácticamente no tiene prisioneros con pasaporte ruso, intercambia a unos ciudadanos suyos por otros contrarios al régimen actual.

También se ha acordado seguir trabajando en zonas limitadas dónde se retiren las fuerzas del frente. Hasta ahora no lo han conseguido debido a que unidades ucranianas se niegan a seguir las ordenes de Kiev de dejar la línea del frente.

Asimismo, acuerdan trabajar más en el desminado de la zona del conflicto y aumentar la presencia de la misión de observación de la OSCE. Kiev, además, deberá prolongar la ley que otorga un estatus especial a las regiones de Donetsk y Lugansk, ya que la legislación caduca con el fin del año.

Ninguno de estos puntos puede considerarse un avance significativo, y vuelven a dejar la pelota de el tejado de Ucrania. Por ello, el resultado más importante de la cumbre de Paris del cuarteto de Normandía es la propia reunión, el encuentro de los presidentes de Rusia y Ucrania por primera vez en tres años. Putin dejó de reunirse con Poroshenko por la falta de avances. Habrá que ver si Zelenskiy puede cambiar esta situación.