EDITORIALA
EDITORIALA

Euskal Herria ante la revolución cuántica

A principios del siglo XX, la primera revolución cuántica dejó inventos que cambiaron el mundo como la superconductividad, los transistores, el láser y las comunicaciones por fibra óptica. La segunda revolución ha empezado con la llegada de las tecnologías cuánticas. Y entre ellas, la computación cuántica, un nuevo tipo de computación que durante las próximas décadas va a ser una fuerza transformadora imparable. No obstante, conseguir un ordenador cuántico viable y a escala es, quizá, una de las carreras más excitantes que tiene hoy la ciencia. La complejidad de los obstáculos que tiene que superar son seguramente más desafiantes que los que tuvo el Gran Colisionador de Hadrones, el mayor acelerador de partículas del mundo que hace chocar entre sí partículas subatómicas y consigue que las partículas resultantes de las colisiones queden registradas en detectores, ayudando así a descubrir las reglas fundamentales por las que se rige el funcionamiento del Universo.

Académicos, investigadores, emprendedores, fondos de inversión y distintos gobiernos compiten y colaboran entre ellos en esa carrera de la segunda revolución cuántica. Las ideas académicas nobles y abstractas, el talento y la lógica del negocio y sus inversiones viajan en múltiples direcciones a través de la nube del conocimiento global. Esa competición debe ser bienvenida y celebrada, sin miedos, estando siempre abiertos a colaborar. Porque es así, desde la exploración lunar a la investigación del cáncer, como nacen y se hacen la mejor ciencia e innovación.

Euskal Herria tiene razones y materia prima para el optimismo, para no faltar a la cita con esa revolución. Los encuentros de computación cuántica son una realidad, investigadores del centro QUTIS de la EHU-UPV interactúan con colegas de universidades como la de Berkeley o Shangai. Despuntamos en ciertas líneas de investigación cuántica y el país es ya un «hub» de emprendimiento, un espacio donde estudiantes, profesores y actores económicos trabajan juntos, colaboran y forman una comunidad.