Imane RACHIDI (EFE)

Pescando plástico en botes hechos con residuos

La expedición, de hora y media de duración, arranca con una introducción por uno de los patrones sobre qué es una «sopa de plásticos» y lo que se debe hacer y no se debe hacer en el barco: no se recogen orgánicos y los tapones de botellas, los plásticos y los residuos de otros materiales van a cubos separados. Entonces, cada grupo sube a bordo para competir por dos premios sorpresa, uno para quienes logren la mayor cantidad de plástico y otro para quien logre la basura más «exclusiva». Así, mientras participantes de todas las edades se divierten jugando, se les recuerda que más de 8 millones de toneladas de desechos plásticos contaminan los océanos cada año. La iniciativa ha sido acogida con entusiasmo y solo en 2018 participaron 13.000 personas. Los desechos que se recogen tienen dos destinos: convertirse en muebles de oficina o emplearse para fabricar los propios botes que luego se utilizan para pescar aún más plásticos en el agua. Marius Smit, alma mater del proyecto, espera que su idea sirva de ejemplo y despierte conciencias.