M.I.
FIRST LOVE

Amor juvenil en medio de una guerra de yakuzas

El incomparable Takashi Miike es el cineasta profesional más prolífico del momento actual, de tal suerte que en tres décadas de oficio ha rodado más de un centenar de películas, con años de récord en los que ha llegado a estrenar en Japón una docena de títulos. Por supuesto que con tantas películas seguidas no todas pueden ser igual de buenas, pero lo extraordinario es que en su filmografía, habiendo tocado todos los géneros imaginables, hay obras memorables como “Audition” (1999), “Ichi the Killer” (2001), “La felicidad de los Katakuris” (2001), “El hombre de blanco” (2003), “Sun Scarred” (2006), “Sukiyaki Western Django” (2007), “Crows Zero” (2007), “13 asesinos” (2010), “Hara-Kiri: Muerte de un samurai” (2011) o “Lesson of the Evil” (2012). Lo más increíble es que apunto ya de cumplir los 60 sigue trabajando a un ritmo incansable, todo lo contrario que su admirador Quentin Tarantino, que se siente cansado y con ganas de retirarse, tal vez por ser su imitador occidental.

No es por establecer comparaciones, pero “First Love” (2019) corona a Takashi Miike como el actual rey del “pulp”, gracias a que ha contado con coproducción británica por parte nada menos que de Jeremy Thomas, que fuera socio de Bernardo Bertolucci en sus últimas aventuras internacionales. Miike demuestra una energía que otros y otras cineastas más jóvenes no poseen, y que es la que hace falta para mantener vivo el cine de género, cuando los estilemas y temáticas parecen agotarse.

En “First Love” (2019) Miike aborda el género nipón del yakuza eiga como si por él no hubieran pasado los años, para lo que se apoya en el romanticismo godardiano de su pareja estelar juvenil. Un chico y una chica metidos en líos, y a los que su amor sin barreras les redime de un entorno criminal y corrupto. Leo (Masataka Kubota) es un boxeador obligado a dejar el ring, y que en un momento de total desorientación se reencuentra con la que fuera su primera amor, la todavía inocente Monika (Sakurako Konishi), que se mueve en ambientes peligrosos por culpa de la drogadicción y el negocio del sexo.

La pareja protagoniza una persecución en la que una serie de personajes delictivos pone precio a su cabeza, un pretexto para la acción violenta y el paroxismo sangriento, que alcanzan su clímax en el tramo final, con una batalla campal que hará las delicias de quienes gustan de las emociones fuertes en espacios cerrados y oscuros.