Dibujos artísticos concebidos como una fábula existencialista

La cineasta rumana afincada en el Estado francés Anca Damian había dirigido en su país de origen películas con actores y actrices de carne y hueso como “Crossing Dates” (2008), “A Very Unsettled Summer” (2013), “Perfect Health” (2017) o “Moon Hotel Kabul” (2018), excepto en “The Magic Mountain” (2015), un documental en el que ya había experimentado con la animación, y que le valió el premio de Mejor Película de su categoría en el festival de Gijón. Pero no fue nada comparado con el reconocimiento internacional logrado ahora con su apuesta francófona de “L’Extraordinaire voyage de Marona” (2019), seleccionada para el Óscar de animación, ganadora del Premio del Público en Gijón, y triunfadora en el festival coreano de Bucheon con el Gran Premio del Jurado y el del Público.
Los maravillosos dibujos artísticos de la película combinan la abstracción, el surrealismo, el fauvismo, e incluso influencias de la pintura alemana de George Grosz o Otto Dix. En el interior de ese mundo onírico sitúa los sueños y recuerdos de la perrita Marona, que protagoniza una fábula existencialista insólita dentro del género. Es la ilustración de una vida de perros que, al contrario de los humanos, pasa por la de distintos dueños y sus respectivas localizaciones, lo que supone para la protagonista constantes cambios de nombre, y quién sabe si de identidad. Se queda con el de Marona, porque es el último y se lo pone la niña Solange con la que había logrado cierta efímera estabilidad, hasta que con la llegada de la adolescencia la chica se olvida de su mascota, la cual sin embargo se sacrifica por ella. Al sentir la muerte cercana es cuando repasa sus muchas y azarosas vidas.

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