Ostenta el récord histórico como la primera película en lograr catorce nominaciones al Óscar, que finalmente se quedaron en seis estatuillas doradas. Está considerada como la mejor película que se ha hecho jamás sobre las interioridades del mundillo teatral, pero esa no era la intención de Mankiewicz, quien profundizó en temas como el de la fama, la discriminación de la mujer por razón de edad o el de la cuestionable valía de los premios dentro de la creación artística. En realidad, su tratamiento del arribismo social podría ser aplicable a cualquier otro ámbito que no fuera Broadway.

El maestro Mankiewicz se inspiró en el relato corto de Mary Orr “The Wisdom of Eve” que, a su vez, estaba basado en la figura real de la secretaria personal de la actriz Elisabeth Bergner, quien llegó a estar nominada al Óscar a mediados de los años 30. En la ficción, Anne Baxter encarnó a la asistenta y Bette Davis a la dama del teatro, en un duelo interpretativo imposible de superar, y que hizo olvidar al resto de candidatas que se quedaron por el camino en esta producción de Darryl F. Zanuck. Ellas dijeron los complicados y certeros diálogos con una seguridad pasmosa, la misma puesta en boca del gran George Sanders, cuyo personaje del temible crítico tenía la lengua más afilada que nadie, además de pasearse del brazo con una jovencísima Marilyn Monroe, sin que faltase la malintencionada alusión al dramaturgo Arthur Miller.

La juventud y la belleza son utilizadas como moneda de cambio, siempre en alianza fatal con el talento. La aspirante a actriz no duda en usar a escritores, directores y productores con tal de sustituir a su jefa.