Ane RUIZ DE OTXOA
LIBROS PARA LA CUARENTENA

Cuando la muerte es más sencilla que la verdad

El 28 de junio del 2019, Jean Claude Romand quedó en libertad y la mente de muchos lectores regresó hasta “El adversario”, el escalofriante testimonio de su vida. Romand cumplió condena por asesinar a su mujer, a sus dos hijos y a sus padres. De su locura no se libró ni el perro familiar, aunque el homicida lograra dar esquinazo al destino al ser rescatado por los bomberos de la casa en llamas en la que, narcotizado, aguardaba su muerte.

Los asesinatos fueron la traca final de una vida entera cimentada en el engaño. Cuando su fenomenal montaje estaba a punto de ser descubierto eligió la muerte antes que afrontar la verdad.

Jean Claude Romand diseñó para sí mismo una existencia burguesa como médico, investigador y profesor universitario. Todo falso. Durante decenios engañó a su familia cumpliendo con horarios y compromisos laborales inexistentes. La economía doméstica era atendida gracias al fruto de estafas basadas en la buena fe de aquellos que le conocían “de toda la vida”.

En su deriva, Romand no dudó en vender medicamentos falsos contra el cáncer ni en buscar en brazos de su amante una llama ajena a su idílico oasis familiar. Paradojas del delirio su amante fue la única superviviente de su círculo íntimo.

Hay quien ha comparado a “El adversario” con la obra maestra de Capote “A sangre fría”.

Carrère no desmerece y, utilizando la palabra como un bisturí, logra en cada página sumergir al lector en las complejidades de un abismo.

Y nadie sale indemne de la contemplación de sus profundidades.