Arnaitz GORRITI

Cuatro meses después, «Zaldibar Argitu» sigue siendo un clamor

Justo el día en el que se cumplían cuatro meses del derrumbe del vertedero de Eitzaga, las calles de Zaldibar primero, seguido por la tarde por Eibar, Elgeta, Zalla y Markina acogían a miles de personas pero nula representación institucional para recordar que Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze todavía siguen bajo toneladas de tierra.

Ayer se cumplían cuatro meses del derrumbe del vertedero del barrio de Eitzaga de Zaldibar, dejando sepultado bajo toneladas de escombros a los empleados de «Verter Recycling» Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze. Cuatro meses sin poder dar todavía con ellos dos y con una presencia menguante en el debate diario, pero que tuvo ayer un amplio seguimiento en las diversas concentraciones que tuvieron lugar primero en el propio municipio de Zaldibar, y con posterioridad en Eibar, Zalla, Elgeta y Markina, en el que miles de asistentes, enmascarados y guardando la distancia social requerida, recordaron a los dos desaparecidos y denunciaron la aparente despreocupación de la institucionalidad, personificado ante todo en el propio lehendakari Urkullu o el Consejero de Medio Ambiente, Iñaki Arriola.

Zaldibar, hora cero

La Plaza del Ayuntamiento de Zaldibar fue el emplazamiento para el arranque de la jornada de protesta, con cientos de reunidos para pedir que de una vez se esclarezca lo sucedido en el vertedero el pasado 6 de febrero y reclamar asimismo que se depuren responsabilidades.

Tras una gran pancarta en la que se podía leer «Alberto, Joaquín, Osasuna, Erantzukizunak», un sonido de sirenas daba inicio a una protesta en la que los participantes, provistos con mascarillas, guardaron el distanciamiento social.

Uno de los portavoces de Zaldibar Argitu, Gaizka Zabarte, aprovechaba esta primera cita para denunciar que en los cuatro meses pasados desde el colapso del 6 de febrero apenas haya habido «ningún avance» de consideración.

«No negamos que no se trabaje porque sabemos que se está trabajando, pero en cuanto no se encuentren los cuerpos de Joaquín y Alberto no podemos decir que haya habido avances significativos», reconocía.

Asimismo, Zabarte criticaba también la falta de «asistencia» por parte del Ayuntamiento de Zaldibar y demás instituciones, «hasta el punto de que los vecinos del barrio de Eitzaga han tenido que recurrir al Ararteko en busca de protección», a su petición de que dejen de circular por su zona de residencia camiones de gran tonelaje con destino al vertedero.

¿Y las responsabilidades?

Familiares de los trabajadores desaparecidos, por su parte hicieron público a través de las redes sociales su desesperación por la falta de resultados en la búsqueda.

Por ejemplo, Helene Alberdi, sobrina de Alberto Sololuze, lamentaba que en la Comunidad Autónoma Vasca puedan existir «fechas para las elecciones, para la vuelta al fútbol, para la movilidad entre provincias», pero no la disponga para sacar a ambos trabajadores del vertedero donde están sepultados.

Gema Beltrán, hermana de Joaquín, censuraba por otro lado que todo este tiempo desde que los trabajadores llevan sepultados esté marcando «cuatro meses sin respuestas y de tortura».

La candidata de EH Bildu a lehendakari, Maddalen Iriarte, denunciaba que cuatro meses después del derrumbe del vertedero de Zaldibar hay «cero asunción de responsabilidades y cero autocrítica del lehendakari Urkullu y el consejero Arriola».

«Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze siguen desaparecidos y sepultados aún más por el olvido», explicó, lapidaria.

En parecido tono, Equo Berdeak recriminaba al Gobierno de Gasteiz que cuatro meses después de «la catástrofe vivida en el vertedero de Zaldibar» no haya «modificado ni un ápice» su política en materia de residuos y que tampoco haya asumido su responsabilidad política.

La manifestación de Eibar por la tarde, aunque no fuera la última concentración de la jornada, sí que supuso el momento cumbre de un sábado de protestas. Entre otros gritos, se exigió la dimisión del Consejero Iñaki Arriola.

Zaldibar Argitu comunicó que «seguiremos apretando en la calle, con la gente, hasta que encuentren a Joaquín y Alberto, en defensa de nuestras vidas y nuestra salud y hasta que todas las responsabilidades políticas se pongan sobre la mesa».