Mikel ZUBIMENDI
PROTESTA MUNDIAL CONTRA LA INJUSTICIA RACIAL

La memoria de George Floyd alienta la revuelta y una solidaridad global

Multitudinarias manifestaciones. En Washington, según el jefe de Policía, «de las más grandes de la historia»; en París o Londres, tras desafiar la prohibición por la pandemia. La revuelta contra la brutalidad policial y el abuso racial en EEUU entra en su segunda semana con más fuerza, con un mayor sentimiento de rabia y de solidaridad.

Desde que un policía blanco redujera en el suelo a George Floyd y le clavara la rodilla en el cuello hasta matarlo el 25 de mayo en la ciudad de Minneapolis, la campaña mundial por el fin de la injusticia racial y la brutalidad policial no ha parado de extenderse. Las muestras de solidaridad con los estadounidenses que han tomado las calles para protestar contra la muerte de Floyd se suceden en muchas ciudades del mundo, en todos sus continentes. Desde Iruñea hasta París, Londres o Munich, desde Nueva Zelanda a Argentina, de Sidney a Tokio, de Corea del Sur a Sudáfrica, un sentimiento de rabia globalizada parece haberse apropiado del mundo.

Ayer en Washington, según los organizadores, hasta un millón de manifestantes marcharon contra la brutalidad policial, en la que fue la marcha más multitudinaria desde los tiempos de Martin Luther King y las luchas por los derechos civiles, dinamizada por su heredero, el movimiento Black Lives Matter. En un intento de reducir las tensiones, el gobierno del Distrito de Columbia mantuvo el despliegue de miembros de la Guardia Nacional ordenado días atrás tras violentas protestas, pero sin portar armas.

Aunque ha amainado la violencia de las protestas, que durante varias noches incluyeron saqueos, incendios y enfrentamientos con la Policía, los manifestantes prometieron continuar el pulso en las calles. Otro de los gestos de respaldo a los manifestantes que ha aumentado en los últimos días ha sido el retiro de símbolos esclavistas en diversas localidades, sobre todo, en los estados sureños donde la supremacía blanca y la esclavitud rigieron con fuerza hasta finales del siglo XIX.

Explosión de protesta

¿Cómo se ha llegado a este momento que EEUU no había conocido en dos generaciones? ¿Por qué ahora? ¿Por qué el movimiento Black Lives Matter, antes demasiado radical y fuera de lo posible, ha ganado tanta relevancia y apoyo popular?

Quizá sea la crueldad del video, la escalofriante indiferencia en la cara del policía Derek Chauvin cuando miraba a la cámara mientras quitaba la vida a Floyd. Quizá sea por un presidente que amenazó con lanzar «perros rabiosos» a los manifestantes, les advirtió de que cuando «llegan los saqueos, llegan los tiroteos», capaz de decir «hoy es un gran día para Floyd» al anunciar los datos del paro.

La pandemia es también un factor acelerante. Los tres meses de hipervigilancia y ansiedad previos a la muerte de Floyd, vividos con miedo y un sentimiento de vulnerabilidad –tan y tantas veces sentido por los afroamericanos– han dado paso a una explosión de revuelta que entra ya en su segunda semana, que sacude EEUU y suscita, contagia, una solidaridad global.

Tras exiliarlo de la liga, la NFL da ahora la razón a Kaepernick

Llega tarde, más que proactiva es una decisión reactiva, podía haber más contundente, pero en términos simbólicos ha sido impactante y ha conseguido lo impensable: enseñar el dedo corazón a Trump y marcar distancias con él y su peligrosa estrategia de explotar los himnos y las banderas para suprimir y demonizar las protestas. Tras años de negacionismo, la poderosa NFL (Liga Nacional de Fútbol americano), en boca de su alto comisionado, Roger Goodell, ha reconocido que se equivocó al no escuchar las múltiples muestras de oposición de los jugadores al racismo.

En su comunicado no mencionó a Colin Kaepernick, el jugador que en 2016 comenzó la protesta arrodillándose contra el racismo y la brutalidad policial mientras sonaba el himno nacional. Donald Trump lo atacó personalmente, puso todo el poder de su cargo para que ningún equipo lo fichara, y conseguió finalmente mandarlo al exilio deportivo. La NFL cedió al chantaje y llevará esa cicatriz siempre, este reconocimiento tardío no la borrará. Por contra, la figura de Kaepernick se ha agigantado tras la muerte de George Floyd, su gesto y su mensaje se han universalizado.M.Z.