Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
Entrevue
JAVIER LACUNZA
DIRECTOR GENERAL DE NICDO

«Los conciertos de saltar, de volar... se están retrasando hasta otoño de 2021»

Lacunza arrancó como director del Auditorio Baluarte, aunque con el proceso de centralización de sociedades públicas que arrancó con la anterior crisis, pasó a encargarse de todas las grandes infraestructuras de ocio de Nafarroa, desde el Circuito de Los Arcos al Navarra Arena. Esto le convierte en el mayor programador del ocio de masas en Nafarroa.

Nicdo, la empresa pública que usted dirige, maneja casi todos los grandes espacios culturales de Nafarroa.

Llevamos Navarra Arena, Baluarte, Planetario, Circuito de Los Arcos, la estación de esquí Larra-Belagua, el espacio de programación de la Filmoteca y Refena. Además, nos encargamos de una cosa que no es una infraestructura, que es el cine, donde entraría la Film Comission y los festivales de cine y televisión. Aun así, no somos los más grandes, los espacios con mayor aforo son la Plaza de Toros, que es de La Meca, y el Sadar, que es del Gobierno pero lo gestiona Osasuna. Realmente, nos encargamos del tercero para abajo.

Una de las mayores puñaladas del coronavirus se la han llevado los eventos que usted programaba. ¿Todo está parado?

Parados no hemos estado, había proyectos que acometer internos: transformación digital, migración de servidores, marketing. Después ha habido una labor muy grande de recolocación de eventos. Algunos se han cancelado, otros han ido a otoño del 2020, primavera de 2021... y algún Congreso se ha ido a 2022. Ha sido complejo. Piensa que, de inicio, la gente pensaba que iba durar menos en el tiempo. Hubo que hacer malabares, sobre todo con Baluarte. Luego la pandemia se ha ido alargando y hubo que cambiar de año y distribuir un poco más.

 

¿Qué movimientos están haciendo los grandes distribuidoras de la cultura en vista de que esto va para largo?

Algunos están intentando sacar formatos que te permitan ir a medio aforo. En Baluarte medio aforo son 770 butacas. Con una dimensión de 1.500 butacas, Baluarte se equipara con un Gayarre. Para según que tipo de artistas, un taquillaje así se queda corto. Si nos vamos al Navarra Arena todo tendría que ser sentados en sillas convenientemente distribuidas. Nos cabrían unas 3.800 personas.

¿Con menos de 4.000 personas es viable abrir un gigante como el Arena?

Depende mucho de las aspiraciones de los artistas, que son el principal elemento de coste. En el Arena no promovemos nosotros, es decir, no compramos al artista y ponemos a la venta entradas. Funciona para promotores profesionales. Si el artista pone condiciones más ventajosas, adapta caché y pretensiones a un aforo así se puede mantener. Los técnicos tienen que cobrar, pero el alquiler del recinto no es muy elevado, ya que todo el coste de construcción de los escenarios lo tiene que costear el promotor. En Baluarte, por contra, el escenario ya está puesto. Ahora bien, cuando hablamos de actuaciones que son claramente de saltar, de cantar, de volar… llevarlos a un formato de sentado es imposible.

 

¿Y esos conciertos de saltar tienen una fecha de retorno?

Algunos miran a primavera del 2021, pero en muchos casos se está hablando de otoño del 2021. Son las mismas fechas que se barajan para los aforos concretos en sala. Esto puede cambiar e igual en unos meses la perspectiva es otra, por el antiviral o la vacuna, pero si quieres la foto hoy: primavera y, fundamentalmente, otoño del 2021.

¿Cómo surgió la idea de convertir, durante este parón, el Navarra Arena en un gigantesco autocine cubierto?

La idea es que pueda haber actividad cinematográfica hasta que puedan funcionar los cines comerciales. Queríamos mantener vivo el cine en la ciudad. Los cines están asociados con el proyecto y nos comunicaron en qué fecha iban a reabrir, que será el 22 de junio. Nosotros dijimos que, en cuanto abrieran, esto se cerraría. En estos momentos de crisis, cooperar y ayudarte es importante. Quizás hubiéramos podido montar el autocine por nuestra cuenta, pero más interesante es ayudar a una empresa, como Golem, que es importante para nuestra Comunidad y que lo está pasando mal.

¿Alguna otra receta para que la cultura sobreviva a este periodo de hibernación forzosa?

Como dicen los argentinos, esto te mueve el piso. Estamos en una situación completamente nueva donde hay que plantearse qué puedo reaprovechar de lo que ya hacía y qué cosas nuevas puedo hacer. De ahí que acabes haciendo cosas poco habituales, como un festival de streaming [directo por internet]. ¿Quién nos iba a decir hace seis meses que íbamos a hacer conciertos sin público? Pero unos directos así son una experiencia para el futuro. Estás transformado en cierta manera un teatro en una webtv y, a su vez, pruebas con un modelo de pay per view [pago por visión]. Hemos vivido durante toda la pandemia vídeos de gente tocando gratis en redes sociales pero de tocar gratis en redes un músico no vive. Hay que generar formatos diferentes que les permitan facturar.

¿Conoce la iniciativa que está realizando este medio...

¿NAIZ Kontzertuak? ¡Claro! ¿Y qué estáis haciendo? Pay per view, como es lógico. No vale con hacer las cosas igual que siempre. Antes, los artistas vivían de vender entradas y durante un lapso de tiempo hay que darles otro tipo de recorrido. A lo mejor, un medio como vosotros tiene capacidad para apadrinar todo eso o buscar patrocinios. No podemos ser naif: la facturación que puedes llegar a tener por un sistema de pay per view no es equivalente a una venta física de tickets. Pero, con ideas así, echas la rueda a andar. Más allá de un apoyo a la cultura, que lo es, supone una inversión en aprendizaje y, ojo, para los artistas también. Ellos nunca han tenido que enfrentarse a un concierto con un público al que no ven. Cuando acabe nuestro festival, publicaremos los resultados para que salas que están pensando en una idea así, sepan cómo nos ha salido, qué precios se pueden poner, etc. De los teatros de titularidad pública creo que nosotros somos los únicos que hemos lanzado.

¿La falta de aforo empuja a los teatros a formatos híbridos?

No queda otra. La idea del nombre de KM0 para el festival era porque se trata de artistas locales, pero lo elegimos también porque para nosotros es el inicio de un camino. Y el fin de ese camino es retransmitir lo que sucede en el Baluarte. Múltiple cámara, emisión en vivo, retransmisiones por streaming serán una lección que nos puede venir bien para los espectáculos cuando no hay aforo o para los congresos híbridos con presencia física y a través de internet. Pienso que durante un tiempo, hemos de coexistir con el formato híbrido. Y a lo mejor, viene para quedarse.

¿Reducir los aforos a la mitad no supone un riesgo de que la cultura se elitice aún más? Si tengo la mitad de entradas, las vendo el doble de caras.

Esta tentación existe. Sin embargo, una parte de la cadena de valor adaptará formatos porque promotores y artistas no quieren parar. Durante un tiempo, cambiarán formatos. Ya pasó en la crisis de 2012. Si te acuerdas, sobre todo con la subida del IVA cultural, muchos promotores se fueron al garete, otras compañías acabaron siendo sus promotoras y se fueron a formatos más pequeños donde, en lugar de diez personajes, actuaban dos o tres. Se adaptaron para subsistir. Eso, lógicamente, no es lo bueno, lo bueno es tener todos los aforos, todas las taquillas disponibles.

Los últimos dos años han sido muy movidos en cuanto a ocio de masas en Nafarroa.

Me atrevería a decir que desde 2015 la cultura en Navarra ha funcionado muy bien. Ese año entró Zentral, el Museo de la Universidad de Navarra con su propia programación... Antes estábamos Baluarte, Gayarre, la Escuela de Teatro. El público respondió y el momento económico empezó a ser otro. Sucedió, además, que los patrones del consumo de música cambiaron de forma radical. Aparecen las plataformas y el público deja de gastarse dinero en CD. La gente empezó a gastarse el dinero en música en la experiencia del vivo. Eso tiene mucho que ver también con la bajada del IVA cultural de junio de 2017. No se vio de inmediato, pero para otoño de ese año el momento era otro. Los promotores se ponen en marcha, agentes internacionales que no venían por el tema del IVA empiezan a volver… Todo se engrasa. En octubre de 2018 abrió el Navarra Arena. Y esa concurrencia es la que hizo que en 2018 y 2019 el momento fuera el que fue. Nosotros teníamos miedo y todo.

¿Miedo a qué?

Temíamos que el Navarra Arena canibalizara Baluarte. Sin embargo, Baluarte mantuvo 165.000 asistentes, incluso creció un poquito. Arena, en 2019 y solamente en conciertos, metió a 172.000 personas. Superó a Baluarte sin afectarle. Eso es un bombazo que demuestra que había una demanda no atendida. Además, un 25-26% del público del Arena venía de fuera, que es muy buen dato. Baluarte está en un 8% de público de fuera de Navarra. Y ha sido justo en ese momento, cuando entró el coronavirus a pararlo todo.