Aritz INTXUSTA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

Lakua vende calma, pero Sánchez ya idea estados de alarma «a la carta»

Iñigo Urkullu cree que su reválida como lehendakari implica necesariamente que su gestión de la pandemia ha sido buena. La culpa de los malos datos es que la gente no ha interiorizado todas las recomendaciones de Lakua. Mientras, en Madrid, Pedro Sánchez reconoce que las cosas «no van bien» y perfila nuevos formatos de estado de alarma.

El coronavirus se come toda la actualidad. También el arranque del curso político del nuevo Gobierno de Lakua en Miramar. Iñigo Urkullu convirtió su reválida en un espaldarazo a su gestión sanitaria. «El Gobierno ha demostrado capacidad de acción constante y la sociedad vasca así lo ha reconocido en las elecciones», proclamó.

El hecho de que las cifras de contagio se hayan disparado las últimas semanas no parecieron preocuparle. Es culpa de que parte de la ciudadanía ha mantenido «comportamientos pre-covid» durante el verano. Urkullu auguró que esa forma de actuar se irá borrando conforme se prologuen las medidas.

«La prevención personal es lo fundamental, tenemos que protegernos, hemos de aprender a vivir con otros hábitos y comportamientos. En unos días se va a retomar la actividad laboral, educativa o deportiva y la atención debe ser máxima». Los planes «de nada servirán si no entendemos que esto es para largo y asumimos un compromiso personal y colectivo», remarcó.

El tono suave, en sintonía con el de la consejera Nekane Murga de los últimos días, contrasta con el estilo más severo y grave de la semana anterior, cuando asumió el mando único para intentar contener la epidemia en las tres provincias que gobierna.

Pero, por encima de todo, esta relajación del discurso contrasta con el devenir de la rueda de prensa de ayer del presidente del Estado español. Pedro Sánchez reconoció que las cosas no van bien, y jugó la carta de los militares, que tanta crispación generó en Euskal Herria. Ahora pretende emplear nada menos que a 2.000 uniformados para llamar por teléfono a civiles y ordenar los confinamientos. La propuesta viene a raíz de que varias comunidades autonómicas se hayan demostrado incapaces de organizar un equipo de rastreadores capaz de cortar las cadenas de contagio a tiempo.

Sánchez admitió, asimismo, que pocas herramientas le restan sin recurrir de nuevo el estado de alarma. Pero el líder del PSOE busca ahora una estrategia distinta después de los apuros que pasó para prorrogar los estados de alarma anteriores.

Así, Sánchez busca ahora que las autonomías donde el coronavirus se descontrole absolutamente (descontrolado, según los parámetros de la OMS, ya lo está prácticamente en todo el Estado (incluido Hego Euskal Herria) le pidan aplicar las medidas excepcionales del estado de alarma para atajar crisis localizadas.

Los discursos, por tanto, no pueden ser más contrapuestos. Urkullu aboga por tranquilidad, defendiendo que las cosas se encauzarán solas y asegurando que la capacidad de Osakidetza no se verá comprometida. Sánchez propone ya medidas excepcionalísimas para los rebrotes que seguramente se vayan a ir dando y hasta se permite toques de corneta para que los militares salgan a escena.

Y, pese a todas estas diferencias, la realidad es que las fronteras entre territorios siguen estando abiertas por lo que, si en el Estado no consiguen doblar la curva, los datos en Hegoalde no podrán llegar a niveles aceptables. Porque los valores actuales son insostenibles, dado que siguen ingresando al hospital más personas que las que reciben en alta. Los últimos datos revelan otros 29 ingresos por covid en Hegoalde.

El lado bueno es que Araba, Bizkaia y Gipuzkoa vivieron un segundo día de bajada de casos con más PCR. Hubo 477 positivos tras un fin de semana en valores cercanos a 750. Nafarroa sigue en su línea, con 92 casos.

Como puntos calientes en Hego Euskal Herria, resalta Gernika (con 37 nuevos positivos) y la zona de salud de Tutera. El grueso de los casos en Nafarroa se dan allá y se trata de jóvenes.