Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

¿Y qué si fueran comunistas?

En febrero de este año, Donald Trump, al opinar sobre el entonces candidato demócrata a la presidencia de EEUU, afirmó: «Cuando pienso en Bernie Sanders, pienso en el comunismo». Esta semana, un importante empresario de origen cubano y anticastrista pidió el voto para Trump porque «el presidente -dijo- está luchando contra las fuerzas del anarquismo y del comunismo}. En junio, durante las protestas que inundaron las calles por el asesinato de George Floyd a manos de la Policía de Minneapolis, declaró que quienes apoyaban aquellas manifestaciones eran comunistas. Los discursos de Trump, son así, están argumentados desde el viejo anticomunismo fascista, con acusaciones gratuitas al mejor estilo del senador McCarthy y su Comité de Actividades Antiamericanas. ¿Y qué si fueran comunistas? ¿Acaso es malo ser comunista? Todavía hoy los casi 3.000 afiliados del Partido Comunista de USA, el partido fundado por John Reed, dónde también militó Angela Davies, se sienten orgullosos, siguen creyendo que no, que no es malo ser comunista. En el oeste de Nueva York, en la calle 23 del barrio de Chelsea, se encuentra la sede del partido. El blanco y negro de los antiguos retratos de Lenin, Engels y Marx y de los 11 dirigentes perseguidos y condenados en 1949, resaltan la nostalgia de tiempos más brillantes, pero nunca la decadencia de una derrota o un no existir.