Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «La voz humana»

La mujer que hizo olvidar a las chicas Almodóvar

Da gusto ver la obra de un creador que es totalmente libre, que no necesita ni tan siquiera ceñirse a la duración convencional de una producción cinematográfica. Pedro Almodóvar ha conseguido alcanzar la plena madurez artística tras liberarse de sus propios demonios interiores con la exorcizante “Dolor y gloria” (2019) y ahora se permite el atrevimiento de hacer lo que plazca, y la primera de sus anunciadas piezas cortas es igual de magistral, a la espera de ese western existencial de 45 minutos y de la ocurrencia distópica de 20 minutos que le surgió durante el confinamiento, aunque su proyecto principal sigue siendo su aproximación a la maternidad con “Madres paralelas”, largometraje que protagonizará Penélope Cruz, con lo que en cierta forma desmiente a quienes ya apuntaban que al contratar la actriz Tilda Swinton iba a perder definitivamente el miedo a rodar en inglés, que son los mismos que se empeñan en verle instalado en la industria Hollywood como si fuera una marca a exportar.

Al margen de limitaciones idiomáticas, la universalidad almodovariana está fuera de toda duda y se pone aún más de manifiesto al adaptar el monólogo teatral de Jean Cocteau “La voix humaine” (1930). No podía haber hecho una traducción mejor al puro lenguaje visual que actualiza y moderniza un texto que va para centenario y al que ya se acercó por primera vez en “Mujeres al borde de un ataque de nervios” (1988). Ha hecho muy bien en dejar pasar el tiempo, en adquirir el bagaje necesario para dominar la puesta en escena y la dirección interpretativa en el que es su trabajo más esencial y definitorio.

No voy a llevar la contraria a quienes relacionan la escenografía de “La voz humana” (2020) con las de Lars Von Trier en el interior de platós vacíos o naves industriales, pero la veo más emparentada con la de Fassbinder y el trabajo con su actriz fetiche Irm Hermann.