Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Mujica y las pequeñas cosas

La ventaja de cumplir años es que se habla con más libertad. Me refiero a esa libertad cercana de andar por casa, de transmitir lo que pensamos y sentimos con la naturalidad de una conversación en la que una habla porque tiene algo que contar y lo dice como si tal cosa. Las entrevistas a José Mujica, expresidente de Uruguay, tienen ese toque de hombre corriente que nunca ha pisado la alfombra roja de la alta política. Eso, es algo de agradecer y más, ahora, cuando la comunicación política se reduce a una nube de declaraciones y se está convirtiendo en una cuestión de marketing a la que le falta cada vez más el roce humano y, por tanto, la credibilidad. Como dice el propio Mujica, si a un político o política, «le falta la comunicación con la opinión del hombre común, empieza a ser una flor de invernadero». En la entrevista que ayer publicó este diario, hay un instante, cuando el «Pepe» describe cómo será su vida tras retirarse de la política activa, en el que responde: «Somos muy sobrios, no nos vamos a complicar con nada. La gente empieza con casas grandes que no puede limpiar, hay que conseguir una sirvienta y después te levantas a mear y tenés que cuidar que anda la sirvienta y no podés andar en calzoncillos. Eso no es comodidad, es complicarse la vida». La importancia de las pequeñas cosas para ser feliz. Ni un tratado lo podría explicar mejor.