Dabid LAZKANOITURBURU

Del chantaje a la tregua en derechos

La Unión Europea, y sobre todo los estados miembros más machacados por la pandemia, respiran aliviados tras lograr que Hungría y Polonia hayan levantado el veto al «plan Marshall» para hacer frente a la crisis económica agravada por la covid y al presupuesto comunitario.

La urgencia de Italia y del Estado español por recibir esos fondos –el presupuesto recién aprobado por la mayoría parlamentaria en torno al Gobierno Sánchez compromete ya 24.000 de los 144.000 millones que tocan a Madrid– evidencia el chantaje a Bruselas de los Ejecutivos de Budapest y Varsovia por su negativa a que las ayudas europeas estén sujetas al respeto a los estándares que marca la UE en materia de derechos.

Conviene recordar que, pese a su desprecio a esas limitaciones, tanto Polonia como Hungría necesitan todas las ayudas europeas tanto o más que los países del sur. Receptores netos desde que entraron en la UE, en 2004, también se beneficiarán de los fondos para hacer frente a la pandemia.

Tras la amenaza de Bruselas de que la UE seguiría con su plan de rescate económico dejando a un lado, a todos los efectos, a esos dos países, sus dirigentes cambiaron la forma, pero no de fondo. Ello ha propiciado un acuerdo por el que la vinculación de los subsidios al respeto al Estado de Derecho se congela durante dos años y se condiciona a que sea avalado para entonces por el Tribunal de Justicia de la UE. Pero, y más importante, el acuerdo deja al margen temas como los derechos de las mujeres y de colectivos como el LGBT y la solidaridad para acoger a migrantes y refugiados.

El acuerdo ha sido impulsado por la presidencia alemana de turno de la UE. Alemania mira de reojo a la influencia de Rusia en el centro-este europeo en una pugna geopolítica de raíces históricas. Y los devaneos de la Hungría de Orban –Polonia, recelosa por igual de Rusia y Alemania, es otra historia– con el Kremlin, encienden algunas alarmas en Berlín.

Mientras tanto, lo que sigue en tregua es la configuración de la UE como una unión de respeto y promoción de los derechos humanos. De todos.