Koldo Campos
Escritor
AZKEN PUNTUA

Intimidades

Entre otras ventajas, además de no contribuir a la expansión del virus, el confinamiento también ha hecho posible que mis habituales discusiones con moscas, tenedores y contertulios televisivos disfruten ahora de cobertura mental y poder justificarlas sin excusarme en depresiones lunares en las que tampoco creo. El confinamiento lo explica todo. Te irritas y no encuentras la razón ni cuántas van detrás de la que buscas pero, probablemente, tampoco tenga importancia porque, como quiera, la termina pagando el tenedor. Y no me pidan razones que yo no tengo. De hecho, me llevo bien con ellos y hasta me atrevería a asegurar que, de su parte, les merezco la misma estima, aunque no tanta como las cucharas. Son inseparables. No sé por qué he castigado al tenedor sin fregar... y si lo supe cuando lo vi tirarse de púas desde el plato, rebotar en la silla y acabar estrellado contra el suelo, ya hace tiempo que lo he olvidado.

Me duele que esta historia tenga que terminar así. He fregado dos cucharillas, dos platos, una taza... y el tenedor se ha quedado en medio de la fregadera, solo, sin agua ni jabón, viendo como doblo el paño y lo dejo a horcajadas sobre el grifo, como me voy sin despedirme, como apago la luz.

Sí, es verdad, esto puede parecer una tontería pero solo mientras no lo sepa el tenedor.

(Preso politikoak aske)