Iñaki Lekuona
Profesor
AZKEN PUNTUA

Ya está

Este pasado viernes, día mundial de la diversidad cultural, era la jornada perfecta para que la Francia carpetovetónica saliera a pasear con su guillotina a ruedas. A la de tres, los sabios del Consejo Constitucional tiraron del cordel para que la cuchilla, con el peso de la palabra más larga del diccionario francés, anticonstitutionnellement, despedazara la recién nacida ley Molac y con ella el derecho a aprender en una lengua materna distinta del francés, único idioma de la República según el artículo segundo de la sacrosanta constitución.

Ha ganado, de nuevo, el supremacismo monolingüe, el único con derecho a la vida en esta democracia de cartón piedra en la que la igualdad de su lema se traduce como uniformidad, verdadero estandarte jacobino de un país que se jacta Patria de los derechos humanos cuando en realidad está regido por seres retorcidos, acomplejados y chauvinistas, los mismos que empujaron el mundo a una colonización implacable, a una primera guerra mundial pavorosa y a una segunda aún más terrible y dramática. No han aprendido nada, seguramente porque sólo leen en su único idioma, pobres de espíritu. Y pobres de nosotros que tenemos que sufrirlos y que aguantar su ridículo miedo a morir ahogados en nuestra diversidad cultural mientras observan impasibles cómo en el Bidasoa se hunden hasta la asfixia la libertad y la fraternidad. La extrema derecha no asoma. Ya está.