Ramón SOLA
LAS DERIVADAS ECONÓMICAS Y DEPORTIVAS DE LA COMPETICIÓN

La Liga se aferra a un fondo tras 20 años de despilfarro y una pandemia

Messi copa titulares pero masa salarial, CVC, clubes-Estado y Twitch son los cuatro vértices que delimitan el terreno de juego de la nueva Liga. Superada la fase galáctica de aberraciones como la Ley Beckham, quedan la resaca económica (aliviada de momento por el flotador del fondo de inversión) y la expectativa de mayor igualdad deportiva.

¿Hay algo más sorprendente que un inicio de Liga sin Leo Messi? Lo hay. Y es que a horas del Valencia-Getafe del estreno (este viernes a las 21.00) siete clubes, incluido el Barcelona, corren para poder inscribir a sus nuevos fichajes tras verlo impedido por superar sus masas salariales. Messi no ha sido detonante, pero sí síntoma: ni siquiera habiéndole cerrado la puerta tan bruscamente ha conseguido el Barça quedar por debajo de su tope de gasto.

La resaca es tremenda. La Liga aterriza en la cruda realidad –le ha hecho falta una pandemia con pérdidas multimillonarias– tras dos décadas viviendo en la utopía capitalista de Florentino Pérez en la que la burbuja crecería eternamente. La estrategia ya la confesó el multimillonario constructor hace un tiempo: con su apuesta por los galácticos a inicios de este siglo (Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham...) buscaba crear una inflación artificial que reventara el planeta fútbol. Pura especulación.

Sobre esa ficción galáctica ha vivido desde entonces la competición estatal, con evidente patrocinio político: la recalificación de la Ciudad Deportiva que disparó los beneficios del Madrid con el Ejecutivo Aznar, la Ley Beckham que permitía a estos jugadores tributar más bajo como «no residentes» ya con Zapatero, toda la secuela de tropelías autonómicas y locales...

La elevación del listón económico convirtió el ya anterior bipartidismo Madrid-Barça en auténtico duopolio, inflado a sí mismo por la coincidencia con la voraz pugna deportiva Cristiano Ronaldo-Messi. El Real Madrid siguió cometiendo desmanes como gastar cien millones de euros en un jugador como Bale, pero ha sido al Barcelona a quien se le ha ido la mano en estos últimos años inflando salarios. Hasta que llegó el covid-19 y mandó parar: el club culé ha dejado de ingresar unos 300 millones de euros por el virus que ha parado el turismo y debilitado el merchandising.

No es el único que tiene mal despertar hoy; por citar un mero ejemplo cercano geográficamente, el Levante ha estado en verano dispuesto a desprenderse de cualquier jugador que tuviera una buena oferta. Pero no hay compradores.

Fondo, ¿una nueva trampa?

En favor de la Liga hay que decir que, al contrario de lo que ocurre en la Ligue 1 francesa con el abominable ejemplo del PSG, la norma de fair-play financiero adoptada a nivel europeo con ajustes estatales se está cumpliendo razonablemente. Quizás porque en el Estado español pesen aún en la memoria los dos rescates públicos a clubes en ruina, en 1985 y 1992, que dieron paso a la generalización de sociedades anónimas deportivas. La prueba es que el Barcelona no ha encontrado el pase final de Javier Tebas que esperaba para poder retener a Messi. La Liga no ha cedido pese a la tremenda devaluación que le supone perder al crack argentino.

Sin embargo, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional sí se ha sacado de la manga un regate que puede generar una nueva burbuja. Se trata del acuerdo con el fondo de inversión CVC que preveía inicialmente 2.700 millones de euros para la competición y los clubes (una minúscula parte para fútbol femenino) a cambio de hacerse con el 11% del negocio de la Liga.

El anuncio de la pasada semana fue recibido con alborozo al principio por los clubes, dado el balón de oxígeno millonario que les suponía y la elevación inmediata del tope salarial en derivación del aumento de ingresos. Pero pronto empezaron a proliferar las dudas. Por un lado, CVC ya había intentado lo mismo con otras grandes ligas sin conseguirlo. Por otro, los derechos televisivos quedan implicados en el contrato, lo que ataba las manos a los clubes más golosos para la audiencia. Y su duración apunta a medio siglo, una desmesura evidente.

De momento, la asamblea de la LFP aprobó ayer vender parte de su alma al diablo «inversor», pero con una división final complicada de gestionar y que hace prever que el litigio seguirá: Real Madrid, Barcelona, Athletic y Oviedo votaron no y se quedan fuera del reparto y también del eventual beneficio, con lo que la inversión del fondo baja a entre 2.100 y 2.200 millones al descontarse su parte. Además, el club merengue ha llevado el asunto a los tribunales y la Federación Española, eternamente enfrentada con la Liga, lo rechaza y quizás intente sabotearlo.

Y todo ello sin olvidar otro frente abierto: Real Madrid, Barcelona y Atlético ya se quitaron la careta en su apuesta por una competición mayor, la Superliga europea, con lo que aparentemente solo fue un primer globo-sonda en abril pasado.

La competencia y la televisión

Este aterrizaje forzoso de la Liga se complica por el mejor momento de sus competidoras y por la irrupción de los llamados «equipos-Estado» con financiación petrolera: aunque el PSG «qatarí» haya armado un equipo de ensueño con jugadores que en su mayoría llegaban libres, mucho más ha gastado el Manchester City «emiratí». A la vuelta de la esquina (diciembre de 2022), el polémico Mundial de Qatar maridando el petrodolar con el balón.

El ránking de clubes lo determinará la sobrevalorada Champions League. En el de las competiciones caseras está claro que la Liga ha perdido puestos. La Premier, mucho mejor organizada y con ingresos televisivos mucho mayores y mucho mejor repartidos, mantiene posición puntera. La italiana ha ganado en espectacularidad futbolística y contará con la tracción de la recién ganada Eurocopa. Y la francesa, que parecía muy tocada tras la quiebra del operador de televisión que no pudo siquiera cumplir los plazos de pago, se viene arriba ahora con un tridente que todo el planeta querrá paladear: Messi, Mbappé y Neymar.

No es casual que la televisión haya aparecido ya un par de veces en este artículo. A falta de saber cómo responden las aficiones en el regreso paulatino a las gradas, la pantalla supone un factor clave en el negocio fútbol, hasta el punto de que su dinero ha cubierto estos años prácticamente todo el presupuesto a clubes pequeños de la Liga como el Eibar.

Los derechos audiovisuales ligueros van a salir a subasta próximamente, un embate crucial que se abordará en pésima posición de partida tras la pérdida del mayor de los reclamos, Lionel Messi. Pero no es algo puntual: antes ya se fueron Cristiano Ronaldo o Neymar, sin que la Liga haya podido atraer a estrellas jóvenes rutilantes como Mbappé, Haaland o los talentosos tres cuartos ingleses. Por otro lado, basta ver la confección de las selecciones estatales de Luis Enrique en la Eurocopa o De la Fuente en los Juegos Olímpicos para ver que cada vez más jugadores están fuera de la Liga y (pongamos el caso de Dani Olmo) sin mostrar gran interés por ello.

La deriva televisiva, por otro lado, resulta especialmente incierta. En el marco del debate de la Superliga, Florentino Pérez ya puso sobre la mesa que las generaciones jóvenes consumen menos fútbol, o más bien lo engullen de otra forma, en formato «highlights» o multipantalla. La Liga acaba de lanzar la posibilidad de promover una televisión propia por streamming, al estilo de la oferta de la NBA y queriendo seguramente cortar el paso a fórmulas emergentes como Twitch.

 

¿Es factible volver al lustro de las ligas de Valencia y Deportivo?

Con merengues y azulgranas disminuidos en potencial económico y deportivo, las hinchadas pueden soñar en este inicio de Liga con una competición más equilibrada que en estas dos décadas. De hecho, la última edición ya se la ha llevado el tercero en discordia, Atlético, que parece en condición de seguir peleando de tú a tú con un Barça inevitablemente alicaído y con un Madrid que tiene pendiente la renovación generacional.

Aunque en Madrid y Barcelona a nadie le haya importado este tiempo, el duopolio se admite ahora como un lastre. De las 16 ligas anteriores a esta última, solo una tuvo otro ganador (fue también el Atlético, en 2014). Y en el apogeo de esta tiranía compartida, allá por 2011, el segundo clasificado Barça llegó a sacarle 30 puntos al tercero, que fue el Valencia. Una auténtica liga escocesa, por tanto, sin más aliciente que ver cuál de los dos grandes se llevaba el gato al agua. En esos 17 años citados, por hacer una comparativa, la Premier ha tenido seis ganadores: los dos de Manchester, Liverpool, Chelsea, Arsenal y Leicester. Obviamente el dinero de las televisiones está repartido de forma mucho más equitativa.

¿Es posible volver a la fase anterior? Entre 1999 y 2003, de las cinco ligas dos fueron para el Valencia y otra para el Deportivo de A Coruña. Mirar a los 80 sería ya un espejismo porque la Ley Bosman cambió radicalmente las reglas del juego al romper fronteras. Tampoco está de más recordar la realidad actual de esos equipos: el Valencia, dirigido con mando a distancia desde Singapur, vuelve a tener problemas para completar plantilla en este inicio de campaña y el Depor vaga por la tercera categoría, en escalón no profesional.

¿Puede volver a abrirse el abanico de aspirantes a la Liga? El Sevilla ya compitió en ciertas fases del pasado año y va tan sobrado que no ha llorado la marcha del eléctrico Bryan Gil (otro talento que vuela de la Liga, al Tottenham). El Villarreal ha dado un salto con el triunfo en Europa League y cuenta con futbolistas emergentes como Pau Torres o Gerard Moreno. Real Sociedad y Athletic también pueden rondar por esa «pomada». Aunque lo cierto es que la crisis de mercado sacude a todos y ningún equipo del pelotón medio se ha fortalecido a priori lo suficiente para comparecer con galones de candidato a revelación.R.S.

 

Cinco nombres para el arranque

DE PAUL. Un medio moderno, con mucho despliegue físico pero también buena técnica, la guinda a la plantilla del Atlético. El mejor de Argentina en la final de la Copa América ganada a Brasil en Maracaná.

ALABA. El austriaco ex del Bayern ha sido elegido por el Madrid como relevo de Sergio Ramos. El liderazgo tendrá que probarlo, polivalente sí es: lateral, central o pivote.

DEPAY. El punta holandés llega tras dar vueltas por varias ligas sin pena ni gloria, pero es el que más ha lucido en agosto y quien más expectativas genera en Can Barça... salvo que Griezmann asome o Pedri se salga.

DMITROVIC. Puestos a rebuscar entre los pocos movimientos del mercado, el excancerbero del Eibar asoma como incorporación más que exótica por parte del Sevilla. Lopetegi sabe de esto y ha optado por el serbio.

BORDALÁS. El técnico más polémico se sienta en el banquillo más caliente de la Liga: Valencia. Una combinación explosiva que solo puede acabar muy mal... o muy bien.