Koldo LANDALUZE
DONOSTIA

Siglos después, Sor Benedetta sigue generando polémica

Las salas Golem de Bilbo e Iruñea acogen este jueves un preestreno exclusivo de la última y polémica realización de Paul Verhoeven, «Benedetta». Narra el caso real de una monja mística que mantuvo relaciones lesbianas y la investigación realizada por el Vaticano.

Tras su paso por Cannes y Zinemaldia, la nueva y polémica realización de Paul Verhoeven, “Benedetta”, llegará a nuestras pantallas el próximo 1 de octubre. No obstante, y a modo de prólogo, Bilbo e Iruñea acogerán un preestreno de este filme en versión original subtitulada hoy mismo en las salas Golem y a partir de las 20.00.  

“Benedetta” ha generado cierto revuelo por ser una historia descrita como «la crónica de una monja lesbiana, manipuladora y desequilibrada en la Italia del siglo XVII».

Hace varios días, el Ministerio de Cultura de Rusia anunció la prohibición de esta película por considerar que es de «contenido provocativo».

Según el Gobierno ruso «la película contiene una escena de contenido provocativo que es vista como una violación de la legislación sobre la libertad de conciencia, de religión y de asociación religiosa».

A ello se ha sumado una campaña contraria a la película y focalizada ne las redes sociales, donde Verhoeven ha sido acusado de blasfemo.

En relación a este episodio, el veterano cineasta holandés respondió: «¿Cómo puedes ser blasfemo hablando de cosas que ocurrieron, incluso aunque fueran en el siglo XVII? Casi todo lo que cuento en la película es verdad. No puedes cambiar la historia, las cosas que pasaron. En este caso es estúpido llamarme blasfemo».

Mística y lesbiana

“Benedetta” está basada en una historia real recogida en el libro de Judith C. Brown titulado “Sor Benedetta, entre santa y lesbiana”, un ensayo académico sobre las acusaciones vertidas por la Iglesia sobre Benedetta Carlini, una monja mística y lesbiana que vivió en la Italia de la Contrarreforma, durante los siglos XVI y XVII. En 1986, la propia Judith C. Brown relató su vida en “Actos impúdicos”.

Según las crónicas, Benedetta Carlini nació en una familia de clase media italiana, que pudo comprarle una plaza en el Convento de la Madre de Dios en Pescia.

A los treinta años, Benedetta fue nombrada abadesa, pero comenzó a tener una serie de visiones, en las que los hombres trataban de matarla. Una investigación orquestada por el Vaticano derivó en el descubrimiento de la relación que compartían Benedetta y otra monja del convento, Bartolomea. Esta joven afirmó que la hermana Benedetta la obligaba a hacer el amor con ella y ambas experimentaban las epifanías místicas que la hermana Benedetta describía.

Benedetta fue despojada de su posición de abadesa y mantenida bajo arresto en su celda monacal los restantes 35 años de su vida. Su antigua amante, la hermana Bartolomea, murió en 1660.

Lo que más interesó a Verhoeven es que esos hechos, la relación sexual y amorosa entre dos mujeres y la posterior represión, ocurriesen en aquella época, en una atmósfera de religión católica, cuando el lesbianismo estaba prohibido y ni siquiera pasaba por la mente de la mayoría de los hombres.

«En esa época muchos pensaban que era imposible. Hemos hecho muchos progresos y hay grandes diferencias entre entonces y hoy, por eso hice la película», dijo el director.

La película juega con la polémica –Verhoeven es un experto en estas lides– a la hora de abordar las escenas sexuales, protagonizadas por una estatuilla de una virgen modificada y que es utilizada a modo de dildo, y en los sueños de la protagonista con un Jesús, al que considera su marido.

«El proyecto fue complicado porque la historia tiene muchos niveles: religioso, político, judicial, sexual... pero todo lo que cuenta está en el libro, que se centra principalmente en el interrogatorio de Benedetta y Bartolomea», reconoció Verhoeven.