En mi pueblo al bar de la plaza le llaman el bar de los vaqueros, porque el dueño es un fan empedernido del western y porque su clientela deja el coche en la puerta como en otros tiempos sus antepasados dejaban el caballo. Es normal que se sientan identificados con esas historias en las que el pistolero se enfrenta al cacique local en el saloon, y, sobre todo, a esos paisajes montañosos de las películas de Anthony Mann, que tanto recuerdan a los nuestros. Pero el precedente que liga a nuestra cultura con el género está en “Thunder in the Sun” (1959), conocida como “El desfiladero de la muerte” en su versión doblada, una serie B del gran Russell Rouse ya habitual en la programación de ETB. En concreto el término marmitako-western fue acuñado a propósito de la realización de Álex de la Iglesia “800 balas” (2002), por obvias razones logísticas rodada en Tabernas, al igual que lo vino haciendo durante los años 60, 70 y 80 el modesto cineasta José María Zabalza, que era de Irun.

Curiosamente, la conexión entre el gazpacho-western y nuestro marmitako-western sigue ahí, gracias a que Maider Oleaga ha elegido para la banda sonora de “Kuartk Valley” (2021) la música instrumental del sevillano Andrés Herrera Ruiz, cuyo nombre artístico es el de Pájaro. Este guitarrista se ganó su especialización cuando homenajeó a Morricone en su tema “Santa Leone”. Es un sonido mestizo que le va de maravilla al documental, ya que la autora emplea una planificación más propia de las ficciones de lo que popularmente se dio en llamar películas de vaqueros.

“Kuartk Valley” (2021) ganó en Zinemira el premio al Mejor Guion y una Mención Especial, por su crónica cercana y emotiva del proceso de producción en auzolan del primer western rodado en Euskal Herria. Se cuenta cómo todo Kuartango se unió para participar en el sueño colectivo del western “Algo más que morir” (2014), doblemente premiado en Almería.