El italiano Paolo Genovese es un cineasta con mucho olfato, que sabe conectar con el gran público, tal como demostró con su exitosa comedia “Perfectos desconocidos” (2016). De nuevo ha triunfado en la taquilla de su país, gracias a que repite con sus habituales guionistas Paolo Costella y Rolando Ravello, pero esta vez a cuenta de una dramedia romántica. Hay que fijarse en el título original de “Supereroi” (2021), para comprender cuál es el secreto que se esconde detrás de una realización que también puede resultar apetecible para la crítica, y es que toca figurada o metagenéricamente la moda de las películas de superhéroes, de tal guisa que las parejas estables se convierten en superhéroes de la vida cotidiana, una hipérbole justificada por el hecho argumental de que la protagonista es dibujante de cómics y acaba creando una historieta gráfica en la cual ilustra sus relaciones sentimentales con la misma persona a lo largo de diez años. Con lo que los villanos serían las terceras personas y demás conflictos derivados de una vida en común llena de obstáculos y peligros a vencer heroicamente.

Por contraposición, si ella es artista él resulta ser un físico, que enseña en sus clases que el tiempo no existe. Una relatividad trasladada a la representación de la historia de amor a través del montaje fragmentado, con saltos temporales para evitar la cronología lineal. Una originalidad que no es tal, por haber sido muy explotada desde la época pionera en que el maestro Stanley Donen diseccionó la ruptura de una pareja en función del desgaste erosivo del paso de los años con la insuperable “Dos en la carretera” (1967).

La química existente entre Jasmine Trinca y Alessandro Borghi, basada en la teoría de los polos opuestos que se atraen, funciona tanto en las secuencias pretéritas como en las presentes. Y lo hace por el uso metafórico de la influencia del azar en escenas como la de la lluvia que sirve de preludio.