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MUERTE DE TYRE NICHOLS A MANOS DE LA POLICÍA

Enésima víctima y frustración ante la imposible reforma

No es la primera vez que ocurre y, lamentablemente, es más que probable que no sea la última vez que la Policía mate a un joven negro desarmado. Pero ello no quita el horror del vídeo publicado el pasado viernes y evidencia un sistema que falla una y otra vez, sin que haya ninguna reforma posible a la vista.

Manifestantes exigen justicia para Tyre Nichols y el fin del «terror policial» en una concentración realizada el pasado 28 de enero en Atlanta.
Manifestantes exigen justicia para Tyre Nichols y el fin del «terror policial» en una concentración realizada el pasado 28 de enero en Atlanta. (Cheney ORR | AFP)

Se trata de uno de los vídeos más terribles que se recuerden, hasta el punto de que uno de los mensajes más repetidos en redes sociales fue que no se viera el vídeo, ya que no hacía falta: Tyre Nichols está muerto, víctima de la brutal paliza a la que le sometieron varios agentes de la Policía de Memphis. No se trataba solo de dejar de hurgar en la herida o de no incendiar más los ánimos y la indignación. Se trata también de creer que persiste la violencia sistémica y racista de la Policía aunque no haya vídeos. De hecho, se llegó difundir otro vídeo, para recordar a la víctima en diferentes momentos de su vida, desde el skater al padre de familia o el aficionado a la fotografía.

«Antes de los teléfonos con cámara y otras tecnologías, nadie escuchaba cuando les contábamos cómo nos trataba la Policía», asegura el abogado y analista político Elie Mystal. «Incluso con un vídeo claro y convincente, los policías solo son condenados cuando su víctima negra muere boca abajo rogando por su vida. Cualquier intento de defenderse y luchar por su vida, resulta en la absolución del policía», añade.

«Todo lo que mi hijo intentaba hacer era llegar a casa -afirmó su madre, RowVaughn Wells-. Estaba a dos minutos de casa cuando lo asesinaron». Su mensaje de calma a la población ha sido una de las claves para evitar otro estallido social. Los medios de derechas no han dejado de ver una conspiración al compararar la rabia que explota cuando gobiernan los republicanos y el modo en que se ha canalizado la indignación esta vez, con manifestaciones relativamente pequeñas.

En la capital, Washington, se convocaron dos protestas el viernes, una frente a la Casa Blanca y otra, en una plaza cercana. También hubo manifestaciones el fin de semana, y uno de los lemas más difundidos en el día de Martin Luther King, hace dos semanas, fue el mandamiento bíblico de «No matarás». Con todo, la frustración de la población negra es más que evidente. Tyrone Parker, manifestante de 76 años en la capital estadounidense, fue víctima de la violencia policial hace más de medio siglo, al ser tiroteado: «El día que mataron a Martin Luther King la Policía me disparó en la espalda. Mi hermano también fue herido, estuvo paralítico durante 50 años. Por eso estoy aquí. Las cosas han cambiado muy poco».

MUCHOS «SCORPION»

No es solo la frustración. También está la inquietud y el estrés que provocan en millones de afroamericanos, sabiendo que les puede ocurrir lo mismo cuando menos lo esperen. Lo que evidencia que todo el sistema está fallando. Derecka Purnell, autora de “Becoming Abolitionists”, donde defiende abolir la institución policial, recuerda que «todas las reformas fallaron al mismo tiempo: policías negros, cámaras en el cuerpo, varios agentes en el lugar, Tasers en lugar de pistolas. ¿Cómo es que la respuesta es más reformas? ¿Policías aún más negros? ¿Armas no letales aún menos letales? ¿Diez policías en lugar de cinco? ¿Cámaras en alta definición? ¿Condenas más severas?».

La primera medida de la Policía de Memphis fue suprimir la unidad Scorpion, integrada por medio centenar de agentes. Y aunque ahora las autoridades de la ciudad se distancien de sus declaraciones previas, la unidad había sido frecuentemente alabada como una de las claves en la lucha contra el crimen. Lo cierto es que cada gran ciudad de EEUU tiene su propia unidad Scorpion con distinto nombre: en Washington, por ejemplo, son el GRU (Unidad de Recuperación de Armas), aunque popularmente se les conoce como jumpout (en argot, policía de paisano o alguien que es expulsado de una banda).

Suelen ir varios agentes en coches camuflados para detener a vehículos con alguna excusa de tráfico, aunque el objetivo real es inspeccionar el coche en busca de armas. Las organizaciones de derechos civiles han denunciado frecuentemente los abusos de estas unidades. Esta vez, fueron dos coches los que se pararon delante y detrás del vehículo de Nichols para inmovilizarlo.

En EEUU ya hay más armas de fuego que ciudadanos (es el único país del mundo con un ratio superior a un arma por persona). «Muchos, en nuestras propias comunidades económicamente deprimidas y acosadas por el crimen, están dispuestos a aceptar una vigilancia policial más opresiva que la que sucede en las comunidades blancas a cambio de sus falsas promesas de mayor seguridad», recuerda Elie Mystal. En esa falsa dicotomía de seguridad y control policial, la impunidad se abre camino. Todo es posible, desde parar a una persona por un supuesto delito de conducción temeraria mientras se dirige a casa de su madre, hasta intentar manipular la historia y hacer creer que Tyre Nichols estaba drogado o bajo la influencia de alguna sustancia.

AGENTES NEGROS

El diario “The New York Times” publicó que Tyre Nichols recibió 71 órdenes de la Policía durante 13 minutos, muchas de ellas contradictorias entre sí e imposibles de obedecer. Cada vez que el arrestado incumplía alguna orden, la violencia contra él iba en aumento. Frecuentemente se le ordenaba hacer lo que estaba haciendo, como tumbarse en el suelo, para rociarlo segundos después con spray. Cada vez que un nuevo agente se acercaba, llegaban nuevas órdenes. Los manuales policiales indican que debe ser solo uno el que dé órdenes claras y específicas, y se supone que los agentes de la unidad estaban entrenados para ello.

Otro de los elementos que más se ha destacado en los últimos días es el hecho de que los cinco policías sean negros. Como si fuera excluyente que miembros de una comunidad formaran parte del sistema creado para oprimir esa misma comunidad. Lo resumía el conocido periodista Mehdi Hasan: «No es solo naif asumir automáticamente que el asesinato de un hombre negro desarmado no es racista porque los policías acusados del asesinato sean negros, es que va contra la historia, es ignorante, es hipócrita».

Ya en 1967 el escritor y defensor de los derechos civiles James Baldwin recordaba cómo se decía que «si debes llamar a un policía -ya que raramente lo hacíamos-, por amor de Dios, asegúrate de que sea blanco. Un policía negro podía demolerte. Sabía mucho más sobre ti que el policía blanco y tú estabas sin defensa ante este hermano negro en uniforme cuya absoluta razón para respirar parecía ser la esperanza de demostrar que, aunque fuera negro, no era negro como tú».

Es innegable que tras lo ocurrido y ante la publicación del vídeo la reacción esta vez ha sido distinta y más inmediata. Los cinco policías negros que machacaron a Tyre Nichols fueron apartados del cuerpo y ya están acusados de «asesinato en segundo grado». ¿Un cambio positivo para luchar contra la brutalidad policial o una muestra más de las diferencias de actitud según la raza de los agentes? «Los portavoces del sindicato de policías suelen apresurase a ponerse frente a las cámaras para defender a los agentes sorprendidos ejerciendo violencia, pero no esta vez. Estos cinco agentes negros fueron despedidos y acusados más rápido que cualquier policía blanco que se pueda recordar, incluido los asesinos de George Floyd, Derek Chauvin», recuerda Mystal.

De hecho, los policías y bomberos que han sido implicados después (incluido un agente blanco que utilizó su Taser contra Nichols), han sido apartados del cuerpo, pero no han sido acusados.

REFORMA DEL MODELO

Tras la muerte de George Floyd, en 2021, los demócratas intentaron una reforma legal del modelo policial. Con mayoría en la Cámara de Representantes, ganaron la primera votación, pero la iniciativa fracasó en el Senado. Ahora la situación es la contraria, con una exigua mayoría republicana en la Cámara Baja y una ajustada mayoría demócrata en el Senado. «Será una vergüenza si no usamos esta trágica muerte para finalmente aprobar la Ley de Justicia en la Policía de George Floyd», aseguró Ben Crump, abogado de la familia de Nichols y de la familia Floyd.

Pero no es solo que se recele de una reforma policial, es que tampoco hay visos de que pueda darse con este panorama parlamentario. Los republicanos no se cierran a negociar y seguramente el senador afroamericano Tim Scott dirigirá los contactos de su bancada. Ya lo intentó durante la última legislatura, pero las negociaciones no dieron frutos. Ahora, a punto de que comience la carrera presidencial de las elecciones de 2024 y las primarias de cada partido, parece aún más complicado. El propio Scott está en las quinielas de posibles presidenciables republicanos. Un pacto con los demócratas, y más en un ámbito como el de la Policía, es a todas luces un compromiso que daría muchas bazas a sus contrincantes, siempre encantados de chapotear en el barro de temas como la seguridad y la criminalidad.