Solamente escuchando todo el día a Rosalía o a Bach puedes lograr una posibilidad de entenderte contigo mismo sin necesidad de recurrir a la farmacología de receta o de esquina. Por eso hay que mirar con detenimiento dónde encontrar modelos de individuos en diferentes rubros para poder indicarle a los demás dónde fijarse para prosperar y conseguir sus objetivos. Estos días se me ha caído Francisco Camps, su pérdida de nervios ante uno de sus socios en la banda de la Gürtel me ha decepcionado tanto, que no sirve de ejemplo ni como mentiroso de misa diaria. Es mucho más ejemplar Francisco Correa.

Traigo aquí al político estadounidense, miembro del partido republicano, del que no están seguros ya ni siquiera de su nombre, aunque tiene una taquilla en el Congreso que pone George Santos. Mintió desde sus orígenes, parece ser que es brasileño, pero llegó a decir que era de origen judío; sobre su condición sexual asegurando que era homosexual y escondiendo que tenía esposa e hijos; sus estudios nunca reconocidos por ninguna institución, sus trabajos en instituciones financieras de Wall Street que lo negaron, de tal manera que cuesta creer que se pueda llegar a tener un acta de congresista con tantas falsedades en sus datos biográficos. Ha tenido que dimitir de dos comisiones, pero extrapolando estos pequeños detalles, este modelo de tramposo y trolero, nos lo hace merecedor de nuestro máximo reconocimiento. Es un ejemplo para la banda de Feijóo, alguien que encajaría en los merecimientos que busca el departamento de recursos humanos de ese núcleo delictivo.