Mikel INSAUSTI
CRÓNICA DE UN AMOR EFÍMERO

Víctimas de la actual alergia al compromiso

Desde “El arte de amar” (2011), Emmanuel Mouret ha venido demostrando que es un gran tratadista de los llamados asuntos del corazón, y en “Crónica de un amor efímero” (2022) aborda la naturaleza de los sentimientos a través de su durabilidad. Se parte de la certeza de que el deseo es lo instantáneo, mientras que el amor puede perdurar en el tiempo y su prolongación en el calendario dependerá de su intensidad y de lo arraigado que pueda llegar a estar. En el pasado Éric Rohmer fue un gran experimentador del tema pero, como heredero suyo, Mouret parece querernos decir que hoy en día no es ta fácil hacer las pertinentes comprobaciones al respecto, porque las parejas son menos estables. La alergia y el miedo al compromiso son tendencia, con lo que se cae en el autocontrol de las relaciones, sin dejarlas fluir del todo. Hay casos en los que una relación nace condenada.

En vez de tomar como muestra a una pareja joven, que agotaría el tema enseguida por simple lógica coyuntural, lo que hace Mouret es coger a dos amantes de mediana edad. La cosa cambia, puesto que ambos ya tienen una trayectoría a sus espaldas, dentro de unas vidas más o menos convencionales y encauzadas. Por eso lo suyo es una aventura pasajera, al margen de los hogares que ya han formado. Charlotte es una madre recién separada, mientras que Simon está casado y es padre de familia. Como no se ven juntos el día de mañana, prefieren disfrutar el día a día de su romance sin ataduras.

Mouret pone al descubierto que en el mundo moderno las prácticas amorosas no son tan libres como pretenden ser y que existen un sinfín de condicionantes sociales. De ahí las contradicciones en las que caen Charlotte y Simon, que reniegan de lo que realmente están sintiendo, al verse cada vez más unidos a su pesar.