La violencia policial en las protestas contra la reforma de las pensiones se repitió ayer en una movilización ecologista que reunió a miles de personas contra un proyecto de macroembalses en el oeste del Estado francés y que dejó varias personas heridas de gravedad en la localidad de Sainte Soline.

La diputada de LFI Manon Meunier afirmó que dos heridos tenían «comprometido su pronóstico vital». Además, organizaciones de derechos humanos denunciaron que la Policía obstaculizó la atención a los heridos.

Unos 3.200 agentes se desplegaron para evitar que los manifestantes alcanzaran los embalses. Varios vehículos de la gendarmería fueron incendiados con cócteles molotov y la Policía utilizó un cañón de agua y lanzó gases lacrimógenos en los enfrentamientos que duraron cerca de una hora.

El proyecto prevé la construcción de 16 embalses con una capacidad de unos seis millones de metros cúbicos para regar los cultivos cuando las precipitaciones son escasas. A juicio de los militantes ecologistas, impedirán que se regeneren los niveles freáticos y suponen una apuesta por una agricultura industrializada.