GARA
BRASILIA

Bolsonaro regresa a Brasil bajo la lupa de la Justicia para reagrupar a la derecha

Tres meses después de haber salido del país tras su derrota electoral frente a Lula de Silva, el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, relacionado con varios casos de corrupción y fraude fiscal y con el asalto a las sedes de los tres poderes en enero, regresó ayer a Brasil con el objetivo de reagrupar a la atomizada derecha.

Jair Bolsonaro saluda a sus seguidores desde una ventana de la sede del Partido Liberal, ayer en Brasilia.
Jair Bolsonaro saluda a sus seguidores desde una ventana de la sede del Partido Liberal, ayer en Brasilia. (Evaristo SA | AFP)

El expresidente ultraderechista de Brasil, Jair Bolsonaro, regresó a su país ayer, como había anunciado, tres meses después de instalarse en EEUU y del asalto de sus seguidores a las sedes de los tres poderes en Brasilia. Bolsonaro salió de Brasil el pasado 30 de diciembre, dos días antes de la toma de posesión de su sucesor, Luiz Inácio Lula Da Silva, cuya victoria electoral no reconoce, y prometió liderar la oposición al actual presidente. «No va a hacer lo que quiera con el futuro de la nación», señaló nada más regresar a su país bajo la lupa de la Justicia por varios casos de corrución y fraude fiscal y por el asalto del 8 de enero a los tres poderes del Estado.

Poco más de un centenar de personas le esperó en el aeropuerto de Brasilia y aún menos gente se concentró en la sede del Partido Liberal (PL), lo que evidencia las diferencias en el seno de la derecha.

Sin embargo, Bolsonaro dejó claro que su intención es recomponer fuerzas con el PL como punta de lanza de la oposición al Gobierno de Lula.

En la sede del PL valoró el talante derechista del Parlamento y la fuerza de su partido, con 99 de los 513 diputados y 12 de los 81 senadores, a los que instó a liderar la oposición a Lula. A la cita faltaron algunas figuras relevantes de la derecha, como el exjuez y ahora senador Sergio Moro y el gobernador de Sao Paulo, Tarcísio Gomes de Freitas, exministro de Bolsonaro que se presenta como alternativa de la derecha menos extrema frente a los ultras que siguen al exmandatario.

En su primer mensaje dirigido al Ejecutivo, el expresidente ultraderechista señaló: «Le mostraremos a ese personal, que por ahora y por poco tiempo estará en el poder, que no va a hacer lo que quiera con el futuro de la nación».

Lula, quien se recupera de una bronconeumonía, no comentó el regreso de Bolsonaro, ignorado por la mayoría de los miembros de un Ejecutivo que ha sumado a sus filas a sectores del centro y la derecha moderada que apoyaron la gestión anterior.

Solo el ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, se refirió a la fría bienvenida dada a Bolsonaro por sus simpatizantes, que en su opinión demostró que «es un líder de barro».

También se pronunció la diputada y presidenta del Partido dos Trabalhadores (PT) de Lula, Gleisi Hoffmann, quien en un vídeo divulgado en sus redes sociales celebró el regreso de Bolsonaro, le invitó a ver «cómo mejoró el país en su ausencia» y a rendir cuentas ante los tribunales.

Bolsonaro ha ejercido cargos públicos desde 1989, pero, por primera vez, se encuentra en Brasil desaforado, como ciudadano de a pie, y con una decena de causas abiertas en los tribunales, por las que puede ser llamado a declarar. Es investigado por actos golpistas, por difundir información falsa y por supuestos abusos económicos y de poder.



El ecuatoriano Guillermo Lasso, a un paso del banquillo

La Asamblea Nacional de Ecuador, de mayoría opositora, debatirá la suerte del presidente, el conservador Guillermo Lasso, después de que la Corte Constitucional admitiera el miércoles el trámite de un juicio político de censura en su contra. Acusado por la oposición de peculado (malversación), figura aceptada por la Corte y que está ligada a supuesta corrupción en el sector pretrolero, el gobernante de 67 años, que lleva cumplidos cerca de dos años de los cuatro de mandato, se enfrentará a una probable salida anticipada del poder en el juicio político en el que la oposición dice contar con los votos para hacerlo. Son necesarios 92 votos para la censura y algunos analistas señalan que los sumará fácilmente ya que con su estilo muy neoliberal y ligado casi exclusivamente al capital financiero, Lasso ha puesto en su contra a casi todos, incluso a sectores empresariales y de la derecha. GARA