Momentos históricos que definen a una generación

Marcel Barrena, conocido por su habilidad para narrar historias conmovedoras y humanas, ha logrado en “El 47” una obra de gran sensibilidad y profundidad; sigue demostrando su capacidad para capturar la belleza en lo cotidiano, tejiendo una narrativa que, sin caer en clichés, invita al espectador a reflexionar. Es una oda a los momentos históricos que definen el destino de una generación, envolviendo al espectador en una historia que, aunque personal y cercana, resuena de manera universal. Cuenta la historia de un acto de disidencia pacífica y el movimiento vecinal de base que en 1978 transformó Barcelona y cambió la imagen de sus suburbios para siempre. Un acto de rebeldía que demostró ser un catalizador para el cambio. Un retrato de la clase obrera que ayudó a cambiar para siempre la ciudad.
La película no solo destaca por su dirección y por su excelente ambientación visual que incorpora imágenes de archivo de la época, sino también por la autenticidad con la que se retratan sus personajes, logrando que cada uno de ellos cobre vida de manera genuina y emotiva.
A destacar, cómo no, el trabajo de Eduard Fernández, inmenso una vez más. Los personajes principales están cuidadosamente delineados, y sus interacciones y emociones parecen tan reales que uno siente que los conoce de toda la vida.
Sin embargo, a pesar de que la narrativa es fuerte y trata un tema muy importante, la película podría haber explorado con mayor profundidad ciertos aspectos de los personajes secundarios y las repercusiones más amplias de este movimiento en la política y la sociedad de la época.
No obstante, es una cinta que deja una profunda huella en la mente y el corazón del espectador.

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