La primera jornada intersemanal de la temporada le sentó bien al Eibar. La afrontaba con la preocupación común por la exigencia del calendario y con problemas en defensa por las bajas de Arambarri y Arbilla pero, aunque fuera sin holgura, alcanzó los dos objetivos que se había marcado. Ganó, que era lo importante porque la acumulación de tropiezos en las últimas jornadas empezaba a afectar a su situación clasificatoria y al estado anímico de equipo y afición, y además lo hizo con una versión ligeramente mejorada tras unos cuantos partidos en los que había generado bastantes más dudas de los puntos que había conseguido. Revitalización completa, aunque el optisimo sea por ahora tan ajustado como el marcador final -el mismo que en sus otras cuatro victorias del curso- porque no todos los rivales serán como un Cádiz que llegaba a Ipurua en puestos de descenso y con todo el peso que esa circunstancia añade a las piernas de los futbolistas.

También lo hace la acumulación de esfuerzos y por eso los dos entrenadores recurrieron ayer a las rotaciones. Dos jugadores mantuvo en su once Paco López -Chust y, pese a que acabó tocado el último partido, Chris Ramos- y cuatro Joseba Etxeberria que, con solo dos centrales disponibles por la lesión de Arambarri y la sanción de Arbilla, recuperó el dibujo con cuatro defensas, con el que se vio bastante más cómodos a sus futbolistas. Solo repetían de Anduva Fuzato, Chema, Puertas y Bautista que, con la baja de Arbilla, ya es el único jugador armero que ha sido titular en todas las jornadas.

A los eibarreses les costó entrar al partido algo más que a su rival pero algunos ataques a velocidad ya invitaban a pensar que el partido podía ser diferente a los anteriores. Al menos si no se adelantaba un Cádiz que asustó con un par de remates de Escalante y a balón parado. Llevaba un rato el Eibar sin pisar el área con fundamento cuando un buen contragolpe rompió la igualada. Toni Villa, Bautista, Merquelanz y Puertas tocaron el balón antes de que el centro-chut de Corpas se le colara a Caro para convertirse en el 1-0. Le sentó bien el gol al equipo, que de ahí al descanso se vio superior al Cádiz aunque hubo más sensaciones prometedores que acciones claras de peligro.

Quiso darle continuidad el Eibar a la vuelta de vestuarios pero le faltó claridad arriba, donde Puertas lo hizo casi todo y Merquelanz, y sobre todo Villa, estuvieron lejos de aprovechar su oportunidad. Aunque con otro partido a la vuelta de la esquina, el almeriense fue el primero en irse al banquillo para dejar su puesto a un Jorge Pascual que volvió a ofrecer de todo menos gol, pese a que las ocasiones más claras fueron suyas.

Antes de que llegasen, el Cádiz se hizo con el dominio territorial aunque también le costaba horrores pasar de ahí. Aún así, el partido se vivía con cierta angustia, así que incluso las oportunidades infructuosas en el área visitante se celebraban, por dar al menos un respiro. Con los andaluces consumidos a ratos por el nerviosismo, el Eibar se fue viendo mejor conforme se acercaba el final. Tanto que esta vez no acabó encerrado e incluso amenazó con la sentencia. Pero Jorge Pascual remataba fuera la ocasión más clara, en un buen contragolpe en el minuto noventa.

No hubo que lamentarlo y el Eibar se ha dado la satisfacción añadida de dormir en puestos de play-off.