«Euskadiko Orkestra no es solo una orquesta, es un proyecto de país». Con esa contundente afirmación, Ibone Bengoetxea, consejera de Cultura del Gobierno de Lakua, recuperaba ayer la idea que uno de sus predecesores en el cargo, Ramón Labayen, formuló al ordenar la creación de una orquesta «nacional» vasca en 1982. Pero si la reconstrucción de la identidad cultural vasca -interpretando y grabando música de compositores vascos- fue una prioridad en los orígenes de Euskadiko Orkestra (EO), cuatro décadas más tarde su encaje en nuestra sociedad ha evolucionado para convertirse, según Bengoetxea, en «una herramienta de transformación social».

Confesó haber pedido a los responsables de la orquesta que «hagan una apuesta por la igualdad, no solo teniendo más mujeres tocando, dirigiendo o componiendo, sino también incluyendo a otras personas a las que la música puede llegar».

Iniciativas como los talleres “Musikazaleak” para personas con diversidad funcional; “Abestu Euskadiko Orkestrarekin”, que abre las puertas a que cualquier aficionado pueda cantar junto a la orquesta, o la gran cantata “Logelan logale”, con la participación de cientos de escolares, son muestras recientes de las estrategias de inclusión que Euskadiko Orkestra ha estado poniendo en marcha en los últimos meses y que han alcanzado ya a 9.000 personas.

La nueva temporada de abono de Euskadiko Orkestra dará comienzo a finales de septiembre homenajeando al gran compositor vasco Maurice Ravel en el 150 aniversario de su nacimiento. La orquesta unirá fuerzas con la soprano Miren Urbieta-Vega y el coro Landarbaso de Errenteria para interpretar el gran ballet sinfónico-coral “Daphnis et Chloé”, una de las partituras más ambiciosas de Ravel. Otras creaciones suyas, como la “Alborada del gracioso” o su orquestación de los “Cuadros de una exposición”, llegarán más adelante, y el compositor será también abanderado de la orquesta en los tres conciertos que ofrecerá en L’Auditori de Barcelona a finales de noviembre. La visita tendrá lugar en el marco de un intercambio con la Orquestra Simfònica de Barcelona, que a su vez interpretará en Euskadi el célebre “Bolero” de Ravel y piezas de autores catalanes como Mompou, Gerhard, Oliu o Albéniz.

Además de Ravel, Euskadiko Orkestra ha incluido a otros cinco compositores vascos en la temporada: Sorozabal (“7 Lieder”), Arriaga (“Los esclavos felices”), Ibarrondo (estreno de “Guernica”) o Bernaola (“Abestiak”), y la grabación del ballet “Akelarre” de Pascual Aldave. Y junto a grandes nombres del canon europeo como Berlioz, Mahler, Strauss o Chaikovsqui, interpretará también por primera vez obras de compositores menos conocidos como Franz Schmidt (“Sinfonía n.º 4”), Fazil Say (“Never Give Up”), o las “Variaciones sinfónicas” de César Franck.

PRINCIPALES RETOS

Roberto Ugarte, su director general recién incorporado al cargo, describió la nueva temporada como «muy femenina, muy coral, muy joven», y bromeó con que le gusta, aunque no haya sido obra suya, sino de Oriol Roch, su predecesor. Sobre sus principales retos para los próximos meses, subrayó dos: trabajar en un nuevo marco laboral para la orquesta y afianzar su futuro artístico. Se referia al fichaje de un nuevo director musical titular, tras la accidentada salida de Robert Treviño.

Durante la temporada 2025-26, Euskadiko Orkestra tendrá solo directores invitados. La nómina la encabezan tres directoras: Katharina Müllner, Joana Carneiro y Ana Mª Patiño. Los otros nueve programas se nutrirán de directores ya conocidos como Riccardo Frizza, Juraj Valcuha y Michal Nesterowicz, y debutantes como Stefan Blunier, Jaime Martín, Antonio Méndez, François López-Ferrer, Alexander Liebreich y Ludovic Morlot.

En cuanto a los intérpretes, de un total de 16 artistas, 10 serán mujeres y 5 de ellas vascas: las cantantes Miren Urbieta-Vega, Sofía Esparza, Elena Sancho Pereg y Marifé Nogales, y la pianista Marta Zabaleta. Actuarán también la soprano estadounidense Rachel Willis-Sørensen, la violinista coreana Bomsori, la violonchelista belga Camille Thomas y dos grandes estrellas del panorama clásico, el pianista ruso Nikolai Lugansky y el violonchelista alemán Johannes Moser.