Juan DE GAZTELU
KOLABORAZIOA

Vitoria-Gasteiz. ¿Ciudad educadora?

En los últimos años estamos asistiendo a la transformación de las ciudades vascas, con cambios de calado en su fisonomía y su funcionalidad. De este modo, los espacios públicos están siendo resignificados y dotados de nuevos usos que muchas veces se alejan de las necesidades que tiene el vecindario que en ellos reside.

El turismo se ha convertido en la nueva gallina de los huevos de oro para muchos de nuestros y nuestras representantes públicos. Este moderno maná está supeditando los intereses de una inmensa mayoría de ciudadanos y ciudadanas. De todos es sabido los problemas que generan los pisos turísticos, tanto en la convivencia social, como en la oferta de pisos de alquiler que encarecen los precios de la vivienda y la hacen inaccesible.

Otro ámbito relacionado con el turismo, es la proliferación de los espacios museísticos y centros de interpretación de variada índole. Considero interesante su apertura, siempre que responda al interés de la población que reside en sus cercanías y contribuya a su enriquecimiento cultural y educativo. No obstante, muchas veces sus objetivos se acercan más a la atracción de visitantes que a los anteriormente manifestados. Así, se convierten en centros de cultura consumista que miden sus logros en función del número de entradas vendidas y no en su aporte educativo a la ciudadanía −véase cualquier Teleberri hablando del Guggenheim−.

Es precisamente este aspecto el que me preocupa ante el nuevo proyecto que el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz tiene diseñado para el «jolasleku» de la calle Los Herrán, sito en la antigua estación de autobuses. Una vez trasladada la terminal, este espacio se constituyó en un área de juegos importante para la infancia de los barrios de Alde Zaharra y Arana, muy socorrida en la estación invernal. No obstante, en los últimos años han existido diferentes proyectos municipales que han tratado de acabar con este espacio de socialización de la infancia −centro logístico...−.

Nuevamente, tras el fracaso de estos propósitos, el Ayuntamiento presidido por Maider Etxebarria vuelve a la carga con una nueva ocurrencia. Transformar este espacio en una casa-museo dedicado a los gigantes y cabezudos. Me parece un espacio interesante en la promoción de la cultura, las tradiciones y la historia local que sin duda puede contribuir a la educación de las y los gasteiztarras. Aun así, considero que ello no debe ir en detrimento de un lugar tan importante para la educación informal de nuestra infancia y juventud como es el «jolasleku» presente. Como dijera Tonucci en su famosa obra “La ciudad de los niños”, hay que dotar a las urbes de espacios adecuados donde la infancia pueda desarrollar sus capacidades de forma equilibrada. Si realmente Vitoria-Gasteiz aspira a mantener el título de ciudad educadora debería buscar otro emplazamiento para este museo y no cercenar la escasa oferta de espacios de ocio y de educación dirigidos a la infancia. ¿O acaso les queda grande el título?