Raimundo Fitero
DE REOJO

A medias

Estaba repasando mis costumbres ante el electrodoméstico esencial y probablemente la degeneración ha sido paulatina, pero creo que no he visto ni una serie, ni un partido, ni un teleberri, ni un magazine, ni una tertulia de manera completa en los últimos tiempos. Dudo que al cabo del año vea en su totalidad más allá de una docena de anuncios. Ni siquiera tengo esa tendencia rural de atender a los partes meteorológicos de principio a fin, por lo que todo lo veo a medias. O a tercias. O a cuartos. O paso sobre ellas de manera fugaz a lomos de mi jacarandoso mando a distancia. En cualquier caso parece ser un síntoma de una reticencia de mayor calado.

Puede ser consecuencia de la veteranía acumulada mirando de reojo al rectángulo, fruto de una relación convulsa por cuanto es imprescindible ver parte de sus contenidos, pero a la vez si no se toma distancia, uno puede acabar aceptando el deterioro general de las programaciones, de los formatos, de los contenidos, que nos deja siempre insatisfechos. En mi defensa alegar que la fragmentación y la invitación a la huida está provocada directamente por la propia estructura de las programaciones. La costumbre de interrumpir las narraciones, sean del orden que sean, con publicidades o anuncios promocionales nos convierte en prófugos, en desesperados buscadores de oasis sin recomendaciones comerciales o programáticas.

A base de estas fugas casi obligadas, nos han acostumbrado a ver de manera fragmentaria varios canales a la vez. Saltamos de uno a otro y vemos a la vez, un partido, un concurso y una tertulia. Es una obsesión, un acto reflejo, un tic que solo se puede ejercitar sin problemas en soledad. Pero a veces me encuentro que en la cesión del mando a distancia, los hábitos de la mayoría son muy similares. O sea, se trata de una patología extendida, que marca una manera de relacionarse. Y los jóvenes llevan otra vida paralela con sus nuevas pantallas de visionado. El zapeo puede considerare como una expresión sistematizada de inseguridad o una simple defensa del consumidor afectado por el desgate y la disconformidad con las ofertas tan desproporcionadamente absurda y de baja calidad.