Raimundo Fitero
DE REOJO

¿Qué hacer?

En todas las cadenas, canales, radios, periódicos, zapaterías o fábricas de corsetería existen despidos, renuncias, salidas y entradas de personal. En todos los caso hay decisiones empresariales, estrategias personales, actitudes de solidaridad o de aprovechar oportunidades. En el mundo televisivo, la caída de un programa y su equipo significa la entrada en situaciones de desempleo de unas docenas de profesionales. Pero a la vez, ese hueco es cubierto de inmediato por otro equipo, otros conductores, productores y guionistas. Eso sucede casi cada día, en todos los canales.

En las privadas esas decisiones se toman al amparo de los resultados de las audiencias. En la pública existe un margen mayor, manteniendo algunos programas de contenido social o de interés general más tiempo, pero al final, vuelve a ser la condena de los televidentes quienes van modelando la parrilla y van dando y quitando programas y profesionales del escaparate. La economía general incide de manera violenta en las decisiones empresariales. Y como ha pasado con «Punto Pelota» de Intereconomía, la falta de liquidez, el futuro incierto y una sensación de cuernos mutuos, ha provocado un incidente no habitual: que el sustituto en la conducción de un programa deba pedir excusas y justificarse.

Es el caso de Carlos García Hirschfeld, que se sintió en la obligación de contar su situación económica por aceptar. Malísima, en la ruina, co su empresa de producción televisiva medio cerrada y que encontró una posibilidad de volver a las pantallas, pero fue recibido con unas descalificaciones desde dentro y desde fuera que lo han colocado al borde de la exclusión. Se pregunta «¿Qué hacer si te proponen dirigir un programa y estás sin trabajo?» Y no tiene una respuesta fácil. No parece que este hombre haya propiciado o participado en la salida de Pedrerol. ¿Alguien sabe exactamente qué ha pasado en este caso? Pedrerol está en La Sexta, con malos resultados y apareció en 13 TV para descalificar a Julio Ariza y crear más tensión porque el canal de los obispos es el que va a propiciar el cierre de Intereconomía. Y por detrás moviendo los hilos el Gobierno y sus compinches.