Ramon SOLA
ANÁLISIS | BRUSELAS INVESTIGA LA LIGA

Y el partido solo ha comenzado

Hoy se conocerá el contenido del expediente de la Comisión Europea, pero todo apunta ya a que la decisión final marcará un antes y un después en la burbuja de la Liga, inflada por tercera vez tras dos rescates estatales. Sin embargo, Europa ha empezado este partido por un lado erróneo, casi disparando a su propia puerta. El detalle más surrealista es que Joaquín Almunia era ministro en el Gobierno del PSOE que aprobó la Ley del Deporte por la que ahora se acusa a Athletic y Osasuna.

La indolencia con que había recibido el fútbol estatal las primeras noticias sobre las diligencias informativas abiertas por la Comisión Europea, hace ya cerca de un año, prueba de nuevo su abstracción de la realidad. Estando bajo la lupa de Bruselas se han seguido cometiendo desmanes de todo tipo, como convertir a un jugador del nivel de Gareth Bale en el fichaje más caro de la historia mundial. La Liga continuaba absorta en la burbuja que ella misma ha creado, ajena a realidades externas como la crisis económica general o la existencia de instituciones europeas que ejercen una fiscalización externa, hasta que la noticia de anteayer ha provocado un brusco sobresalto. Admitido todo esto, cabe matizar también que la irrupción europea ha comenzado por un lado sorprendente, poniendo en la diana a clubes que durante muchos años han sido modelos de adhesión social y gestión económica como Athletic y Osasuna, y a través de un comisario de la Competencia que estaba precisamente en los gobiernos de los rescates y de la Ley del Deporte puesta ahora en entredicho. Queda por tanto mucho partido que jugar y decenas de preguntas abiertas:

¿Qué supone el expediente? Harían mal los dirigentes de Athletic y Osasuna, y las instituciones afectadas, en minusvalorar este salto adelante. La conversión de las diligencias informativas previas en un expediente tan concreto y con tan pocos clubes señalados es más que un indicio de culpabilidad. Resulta probable que, como ocurrió antes con las vacaciones fiscales o las ayudas a los astilleros, acabe en sanciones.

¿Por qué estos siete clubes?

Se trata solo de un primer paso, de la punta del iceberg. Europa comienza por lo más obvio y localizado: lo que considera ayudas públicas directas de instituciones vascas, valencianas y madrileñas -en las que ni siquiera se ha usado el habitual camuflaje del patrocinio-, así como la extraña compensación dada en su día por la Ley del Deporte a los cuatro clubes que no habían tenido que ser rescatados por el Estado al tener saneadas sus cuentas, que creó dos categorías de clubes.

¿Cuál sería el siguiente paso?

Cuando Bruselas abrió este proceso, reclamó al Gobierno de Rajoy también toda la información sobre impagos a Hacienda y Seguridad Social por parte de los clubes. Y es aquí donde está el auténtico pastel. En el caso de que Europa entre decididamente en este terreno en una segunda fase, las afecciones ya no se limitarían a un grupo reducido, sino que alcanzarían a prácticamente todos los clubes y la factura para el Estado sería multimillonaria. A día de hoy, el ranking de morosos con Hacienda está liderado por el Atlético de Madrid, equipo de moda al que el pasado año se atribuía una brutal deuda de 120 millones de euros. En 2012, los clubes estatales debían al fisco un total de 752 millones. Este curso han reducido algo la cifra, a costa de vender a sus mejores jugadores en un éxodo del que solo se salvan Barcelona y Real Madrid, pero enjugarla definitivamente requeriría décadas en el mejor de los casos.

¿Quién pagaría el pato?

Volviendo a este primer expediente, las hinchadas pueden estar «tranquilas» porque la eventual sanción no será deportiva (descensos), sino económica. Y aparentemente los obligados a devolver las cantidades -y/o las multas añadidas- no serían tanto los clubes como las instituciones que les han ahorrado impuestos, costeado avales o estadios, favorecido en permutas... En estos casos (Valencia, Elche, Hércules, Real Madrid y Athletic) las cifras están bien delimitadas. Más complejo será determinar el caso de Barcelona y Osasuna, a quienes solo se imputa no haberse convertido en sociedades anónimas deportivas (SAD), lo que se habría traducido en un régimen fiscal más favorable -en haciendas diferentes-. Habrá que ver cuánto suma eso desde 1990, fecha en que se aprobó la Ley del Deporte que les permitió esta situación peculiar. Además, ambos clubes cuestionan que hayan pagado menos impuestos por ello.

¿Qué puede hacer el Estado?

Poco a estas alturas. La afirmación del ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, de que defenderán a estos clubes porque «también son marca España» es, además de ridícula, una señal más de la inopia instalada en esta burbuja del fútbol. El Estado defenderá que todo ha sido legal, según ha avanzado, pero poca credibilidad puede tener ante Europa después de que ya haya rescatado a todos los clubes dos veces casi consecutivas: 1986 y 1992.

¿Sanearse es una quimera?

No lo es. Los rescates públicos a la Liga española contrastan radicalmente con la solución dada a la gran crisis de la Bundesliga, por ejemplo. Allí nadie salvó a los clubes cuando en 2002 quebró el operador televisivo, Kirch Media, que aportaba el 31% de los ingresos del campeonato. Se apostó por el rigor presupuestario, evitando fichajes disparatados, fomentando una liga competitiva a través de un reparto equitativo del dinero de la tele, llenando los campos con precios baratos y horarios sensatos, fomentando el merchandising y la inmensa comunidad de los aficionados... Hoy es la liga europea mejor gestionada y más exitosa junto a la Premier.

¿Y qué puede hacer la LFP?

Como asociación que agrupa a los clubes y organiza la Liga, su responsabilidad es de primer nivel, pero tampoco muestra gran capacidad de autorregularse. Su presidente, Javier Tebas, insistía anteayer en que varios equipos van a tener que desaparecer, pero lo mismo auguró hace tres temporadas para un plazo que ya ha pasado, y todo sigue igual: de hecho, los dos equipos a los que se señaló entonces, Deportivo y Zaragoza, han descendido a Segunda y siguen ahí, acumulando deuda. La fórmula de la Ley Concursal se ha convertido en el refugio para seguir engordando la bola y eludiendo las responsabilidades.

¿Por qué actúa Europa?

La Comisión Europea ejerce su función de salvaguardar la libre competencia en un ámbito que no es solo deporte, sino un fabuloso negocio, y en el que la mayor competición actual anual se sitúa en su espacio (la Champions League repartirá este año más de 900 millones de euros a los clubes). En Madrid se asevera que la denuncia original partió de Alemania, y en concreto del Bayern de Munich. Teniendo en cuenta lo que está en juego, no es extraño que los bávaros se sientan en desventaja ante clubes como el Real Madrid, beneficiado por numerosos «pelotazos» en los últimos tiempos. Athletic y Osasuna son víctimas colaterales en esta pelea por la hegemonía europea.